Renault da una segunda oportunidad al Koleos

La casa francesa ha puesto lo mejor de sus sinergias de grupo en este modelo, apuntando las novedades hacia una imagen más refrescante.

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  • El frontal del Koleos adopta ahora una expresividad más definida. -

Las renovaciones pueden tener también la lectura de avanzar una imagen refrescante que supere la anterior, más fría y anodina, como fórmula de enganche al mercado, tras un primer intento por debajo de las expectativas iniciales. En la teoría se puede encuadrar el crossover de Renault, el Koleos, un modelo que, desde su lanzamiento en 2008, aunque no ha sido un fracaso, no ha cogido tampoco una onda de liderazgo en un segmento con multitud de posibilidades.
La casa francesa ha puesto lo mejor de sus sinergias de grupo en este modelo. No en vano aporta el diseño y desarrollo de la matriz, los elementos todoterreno son responsabilidad del especialista Nissan (comparte plataforma con el X-Trail) y la producción se cumplimenta en Corea bajo el auspicio de Samsung.
Pero lo cierto es que con buenas críticas desde su lanzamiento, el importante fondo de comercio que abarca la participación de tres firmas, así como su vocación de globalidad, el Koleos se ha quedado a la mitad de los ambiciosos proyectos para él perfilados.
Las correcciones se apuntan con una imagen más refrescante, es decir una apuesta de entrada por los ojos. Este Koleos reformado   deja la huella más visible en un frontal que adopta ahora una expresividad más definida, con una parrilla de tres aristas horizontales; a los retrovisores les dota de luces intermitentes auxiliares y por el lateral las llantas de nuevo diseño abundan en ese aire juvenil y atrayente, más ceñido a los cánones del gusto de los clientes europeos.
En la parte de atrás se aposenta el mismo portón saliendo hacia la zona central y con el acertado recurso de una apertura del mismo en dos fases, que es la antesala de un maletero algo justo en capacidad, sobre todo si se quiere aprovechar la vertiente de ocio que el coche posee.
El interior tampoco se destaca por profusión de novedades y la marca alega el acento puesto en su experiencia contrastada con los monovolumenes. Por eso, un aspecto llamativo es la dotación de huecos portaobjetos que conceden un espacio extra de carga de 70 litros.
De cara al conductor hay también aciertos como el volante regulable en profundidad y altura, así como una más que notable ergonomía en el asiento, por lo que se refiere a colocación y sujeción del cuerpo, sin obviar la excelente panorámica que se divisa para disfrutar de una conducción con la vista puesta muy adelante.
El ambiente es muy alegre por la combinación de colores, las cuidadas tapicerías, la buena disposición de instrumentos y dispositivos y una segunda fila que incluye sistema de ajuste para respaldos. Aunque puede haber abundancia de plásticos, la sensación general es de un entorno cuidado y componentes bien terminados.
La renovación del Koleos no ha alcanzado a los motores que siguen manteniendo la única oferta del diesel dCi de 2.0 litros con potencias desdobladas a 150 y 175 CV, ésta última sólo vinculada a la versión de tracción integral 4x4. No obstante, algunas remodelaciones en el sistema de alimentación y en la fricción de elementos han conseguido reducciones en las emisiones de CO2 que hacen, por ejemplo, que las versiones 4x2 den el salto hacia abajo en el tramo impositivo de la matriculación del 9,75 % al 4,75 %.
La versión de potencia menor ha sido la probada, con el sistema de tracción integral, aunque la oferta incluye otras unidades de tracción única a las ruedas delanteras o 4x2.
Este motor y su registro de caballos ya ha sido contrastado en otros modelos de la marca del rombo y en el Koleos, aún con sus peculiares características de estructura y sobrepeso, no ha roto las sensaciones transmitidas de refinamiento y prestaciones.
Se las apaña para operar con suficiencia a bajos regímenes, lo que optimiza económicamente la circulación por ciudad, pero luego en las aceleraciones recupera con solvencia.
El Koleos tiene una buena pisada en el asfalto y el sistema de suspensiones (McPherson delante y multibrazo detrás) mantiene una rodadura muy estable, aunque sin llegar a la perfección de una berlina, por dejar escapar muy ocasionalmente algún que otro muy leve balanceo.
En el campo y en al ámbito off road su característica de tracción integral, así como las magnitudes de su carrocería, lo convierten en una magnífica opción para circular por esos ámbitos con algo más de riesgo a superar, de lo que suele ser habitual en otros modelos de la competencia. El Koleos mantiene la esencia de su valor para superar accidentes en terrenos muy abruptos que están bastante por encima de lo que sugiere un crossover y que se acercan a los cánones de un todoterreno puro.
La transmisión integral, desarrollada en el marco de la alianza Renault-Nissan, opera con tres modos de utilización: Auto, con reparto del par entre los ejes de forma automática dependiendo de la adherencia y donde un acoplador electrónico, gestionado por el sistema "All mode 4x4i", del fabricante japonés, combina los distintos algoritmos relacionados con la velocidad, aceleraciones, ángulo de volante y presión sobre el acelerador; Lock, donde el 50 % del par se transmite a las rueda traseras a través de un interruptor en el salpicadero; 2WD o tracción a las dos ruedas delanteras.
La dirección se revela como un buen complemento de esa conducción uniforme del Koleos, con la particularidad de la buena colocación, siempre, cuando hay que trazar o cuando hay que jugar con rápidos movimientos de volante en los tránsitos montañeros; los frenos no se desdicen tampoco de una dinámica a la que es obligado dar buena nota.
Bien posicionado está el Koleos en precio, cuando menos en la necesaria comparativa con la competencia y conviene no olvidar que el equipamiento de serie es bastante generoso.

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