Para algunas personas el coche es su imagen pública y hacen en él una inversión superior de forma proporcional a la que hacen en vivienda. No cuentan con invitar a casa a todas aquellas personas que sí le verán circulando por calzadas y carreteras, entrando en la venta los domingos. Un vehículo de alta gama pule y da color y financiado es más barato que al contado. Es lo que te dice el vendedor al ofrecerte el precio. Lo que pocos ajustan es el montante de los intereses que pagarán. Lo mismo no quieren saberlo, le resta alegría a la adquisición, hay que agarrarse a que por financiar haz pagado mil euros menos.
Comprar un coche es repetir la primera comunión. Nadie va a saber que sólo vas a utilizarlo para ir al supermercado. Ese es el único lugar al que lo llevan muchos de los ahorcad@s por la letra, antes de tener que venderlo de segunda mano.
Pero y ese olor a nuevo que resulta que es tan nocivo para la salud, será mucho más sano cuando con el tiempo se vaya ventilando. Ventilarlo es algo que tendremos que hacer a menudo con las calores que pasamos. Dicen que lo mejor es bajar y subir la ventanilla mientras abanicamos con la puerta opuesta. Ojo esto es para que pierda el calor porque lo del benceno es un bulo que salió hace años y que todavía circula. Respiramos más este producto en la gasolina que echamos que el procedente de los plásticos del coche que hace mucho tiempo que se volatizó.
Ahora al elegir un coche el combustible nos ha abierto las posibilidades, eléctrico, híbrido, micro híbrido, gasolina, gasoil, a éstos últimos les obligan a echarle un aditivo para que contaminen menos. Todo este abanico nos acerca a reducir las emisiones elevándose el desembolso o recurrir a los fósiles para que el coste se reduzca. Es algo similar a lo que ocurre con los productos bio que reducen nuestra huella medioambiental y son más buenos para la salud pero te revientan el bolsillo por lo que no se pueden calificar de opción. Llenar el carro de la compra es cada vez más difícil con esta inflación que no se ajusta a los sueldos por lo que en muchos hogares es realmente imposible comer bio. Lo mismo ocurre con los coches eléctricos que siguen estando en la estratosfera y no son una opción por mucho que queramos acabar con el efecto invernadero. Habremos servido muchos platos de papas con chocos en casa antes de llegar a los ciento treinta mil kilómetros con los que dicen habremos amortizado la inversión.
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