Las Navidades de una nueva vida a más de 5.500 kilómetros

La familia Carribero Moreno está alejada de los suyos, pero feliz por la mejoría de Marcos

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¿Cómo pasarían las Navidades a más de 5.500 kilómetros de Jerez, sin familia y con un pequeño de siete años recién salido de una operación vital? En esta situación se encuentra la familia Carribero Moreno. Juan y Ana María viajaron el pasado día 3 hacia Boston para que Marcos fuese intervenido de su cardiopatía congénita. La operación tuvo lugar el día 7 y el 19, los doctores le dieron el alta al joven jerezano. Pero debido a que todavía está recuperándose y a la espera de revisión y nuevas pruebas médicas, la estancia en Boston se va a dilatar alguna semana más.
Y es allí, en una casa de acogida de la considerada capital de la Nueva Inglaterra, donde están pasando estas fechas tan entrañables Marcos y sus padres. Están sin Joana, la hermana mayor, y sin sus seres queridos. Una situación en la que se han encontrado en varias ocasiones, pero no con tanta tierra y mar de por medio. Por las numerosas operaciones a las que ha sido sometido Marcos, han sido varias las Navidades que han tenido que pasarlas en un centro hospitalario. Juan Carribero recuerda con nostalgia las ocasiones en las que no han podido estar junto a su hija en un fin de año o el tan especial, para los niños, día de Reyes.
Ahora han tenido que adaptarse a las circunstancias. Aprender un poco de inglés apoyados en ese traductor que han tenido desde el primer día para entenderse con los médicos. El tipo de vida es totalmente diferente, aunque con el tiempo que han pasado en el Children’s Hospital no han podido palpar siquiera el ambiente que se respira estos días por la ciudad que ha cambiado la vida de su hijo.
Desde Boston, el padre de Marcos cuenta a este medio cómo están pasando las fiestas desde tan lejos y con el problema de salud que tiene su hijo. “Ahora estamos en casa, bueno, por llamar esto a nuestra casa. Es la casa de acogida en la que nos hemos quedado desde que llegamos. Estamos aquí con Marcos y parece que todavía estamos soñando. Y también seguimos pensando en ese día de septiembre, cuando regresamos de Sevilla con la mala noticia de que Marcos tenía los hematocritos al 60 por ciento. Si llegaba al 65, a nuestro hijo le podría haber dado una trombosis cerebral. O algo peor. Si Marcos no se hubiera operado rápido de corazón, le podría haber pasado algo de esto”.

todavía no se lo creen
Pero la operación, gracias a la entrega de sus padres, a la ayuda de la Plataforma creada para recaudar fondos para la operación de Marcos, y a la solidaridad de la gente, ha sido posible. Y todo ha salido bien. “Nosotros todavía no nos creemos que Marcos, operado ya de esa operación que tantos dolores de cabeza nos ha dado, y tantas noches sin dormir, esté aquí, durmiendo, tan normal. Sabíamos que la operación era muy delicada y que en España está dando malos resultados. Ahora, Marcos ha salido de esto. Pero nos acordamos de esos otros padres que han tenido a sus hijos enfermos de corazón y que, por una causa u otra, no lo han superado”, cuenta Juan.
Algunos de los padres de esos niños que han tenido un trágico final se han puesto a lo largo de los últimos días en contacto con la familia Carribero Moreno. “Han visitado el blog de Marcos y nos han dejado algunos comentarios o nos han mandado algún correo con muchas lágrimas de dolor preguntándose qué hubiera pasado si hubieran traído a sus hijos aquí donde estamos nosotros. Igual estarían ahora mismo vivos. Nosotros estamos contentos, pero todavía tenemos algo por dentro que no sabemos exactamente qué es. Todavía tenemos ese miedo en nuestro interior que no se quitara nunca. Hemos pasado mucho en esta vida y estamos con miedo a que nos pueda pasar algo más. O que todavía no hayamos terminado con Marcos”.
Juan y Ana Mari no se pueden quitar de la cabeza todo lo que han pasado, el sufrimiento de los últimos meses, en los que la vida de su hijo pendía de un hilo. “En nuestra mente sigue todavía lo mismo. Hemos hecho todo lo posible para salvarlo y hemos buscado al mejor cirujano del mundo, pero seguimos pensando todavía en los mismo. Quizás porque desde que vimos la cardiopatía de Marcos sabíamos lo que tarde o temprano podía pasar. A veces es difícil pedirle algo a la vida cuando un hijo tuyo ha tenido más de 20 operaciones”.
Pero tras ese calvario, hay un hueco a la esperanza que hace que estas fechas tan difíciles sean más llevaderas desde la distancia. “Nosotros hoy sonreímos, pero con una sonrisa no muy grande. No sabemos los motivos por los que nuestras carcajadas son más grandes. Vemos a Marcos, durmiendo, detrás nuestra en la cama, operado de una enfermedad cardiaca, severa y compleja y tenemos motivos para estar felices. Las Navidades las estamos pasando de una forma muy distinta, en la ciudad en la que nuestro hijo ha vuelto a nacer. Pero también echamos mucho en falta a nuestra hija Joana, a la que otra vez hemos tenido que dejar con nuestra familia. Nos acordamos muchísimo de ella y confiamos en que las próximas fiestas las pasemos juntos todos”.

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