La Cuaresma empezó ayer a cobrar carta de naturaleza con la jornada del Miércoles de Ceniza, en la que como es habitual se sucedieron las eucaristías en la práctica totalidad de los templos de la ciudad. Al margen de ello, hasta siete imágenes permanecieron expuestas en ceremonias de besapiés y besamanos. También hubo lugar para la celebración del Vía Crucis del Cristo de las Almas -que recorrió el entorno más próximo a la capilla del antiguo Asilo de San José- y para el rezo de las catorce estaciones de este acto piadoso en honor del Santísimo Cristo de la Yedra -en el interior del templo de la Plazuela-.
El Cristo de las Almas salió a la calle sobre unas andas del siglo XIX que en su día pertenecieron a la Hermandad de Loreto y que fueron cedidas para esta ocasión por la Hermandad del Pusillus Grex, de Sanlúcar de Barrameda. El mal tiempo aconsejó que la comitiva marchara con cierta celeridad durante el tiempo que pudo estar en la calle.
El Santo Crucifijo de la Salud se ofreció en besapiés en el imponente marco de la capilla del Sagrario de San Miguel, en una de las citas imprescindibles de este inicio de la Cuaresma. No menos visitas recibió Nuestro Padre Jesús de la Vía Crucis, en la capilla del Voto de la iglesia de San Francisco.
También estuvieron en besapiés el Santísimo Cristo de la Salud, en San Lucas; el Señor de los Trabajos, en la iglesia de la Victoria; el Señor de la Sagrada Mortaja, en Capuchinos; y el Santísimo Cristo de la Misericordia, en Fátima. Esta última imagen -realizada por Francisco Pinto en la década de los sesenta del siglo pasado- se estrenaba en la jornada del Miércoles de Ceniza, ya que fue bendecida el pasado mes de noviembre. En la iglesia conventual de Capuchinos estuvo en besamanos la Virgen de la Caridad de la Hermandad de la Sagrada Mortaja.
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