En la amarga crónica diaria de reproches y estupideces estériles varias, produce satisfacción y alegría encontrarse con el fruto del talento y el esfuerzo de dos jóvenes emprendedores de la provincia, que han ideado un sistema para detectar los robos de aceituna. Se trata de un señuelo del mismo tamaño que una aceituna que, colocado en los árboles, actúa de chivato cuando un escáner manual rastrea la carga que detecta la radiofrecuencia de la falsa aceituna. El invento, que podría servir también para otros cultivos, se colocaría de forma aleatoria entre los olivos, y para que sea eficaz se estima que habría que instalar en torno al 5% del total de árboles de cada finca. La idea ya está patentada y se va a implantar en principio en la cooperativa San Francisco, de Villanueva del Arzobispo, para después saltar a la comercialización que se presentará en cajitas de 3, 10, 50 y 100 unidades, a un precio medio de algo más de un euro por unidad. Sin duda una iniciativa que podría poner fin a los muchos robos de aceituna que se producen cada año en el olivar jienense y que traen de cabeza no solo a los agricultores, sino también a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Los autores del invento son Antonio Javier Berrio y Ricardo Antonio Cárdenas, dos jienenses que representan el talento de una generación joven que pide paso. Sea, pues.
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