Da la sensación muchas veces de que Jaén está metida en un túnel del tiempo o que vive una especia de jornada de la marmota que obligara a todos los jienenses, como le sucediera a Bill Murray en la película, a vivir una y otra vez el mismo día, en este caso el mismo debate. Volvió a retomarse el necesario proyecto de la Estación Intermodal, para sacar de una vez los autobuses del centro de la ciudad (algo imprescindible desde el punto de vista medioambiental) y de dotar a la capital de un servicio moderno, sobre todo, en lo que a ferrocarril se refiere, que además, procure acabar con ese ‘fondo de saco’ que ha dejado a la capital durante siglos olvidada de las políticas ferroviarias de este país. Inmersos aún en el debate de la peatonalización y del tranvía, vuelven a alzarse voces a favor y en contra del proyecto, que como ocurrió en otras ciudades, es necesario para el crecimiento de la ciudad y para que el tranvía tenga algún día un futuro en Jaén. No por ello hay que dejar de escuchar las voces que alertan de una nueva huida de visitantes al centro de la ciudad y sobran las razones para proyectar, a la vez que se trabaja en la Intermodal, un servicio que atraiga a los viajeros a donde hoy se ubica la Estación de Autobuses y que ese eje peatonal que discurre por Navas de Tolosa hacia Roldán y Marín se convierta en un hervidero de actividad comercial y de vida, en definitiva, para la capital.
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