El próximo miércoles se celebra el Día Mundial sin Alcohol y como cada año saldrán a la luz los datos de inicio de consumo de los menores en la ingesta de bebidas alcohólicas, que el año pasado, según los datos de la Asociación de Alcohólicos Rehabilitados de Jaén ‘AJAR’, era de doce años. Las imágenes del botellón en la feria, un fenómeno que lejos de desaparecer va en aumento muestran el día a día, más bien fin de semana a fin de semana, de niños, sin que exista un control eficiente, más allá de la educación familiar. Complicada tarea tiene nuestra sociedad si no comenzamos a atajar estos hábitos tan tempranos de consumo de alcohol, sobre todo porque no es aislado, la mayoría de las veces va asociado al tabaco y en apenas unos años a otras drogas. ¿Cómo convencer a los más jóvenes de los peligros que ocasiona el consumo de drogas si la principal actividad de ocio de este país es sentarse alrededor de una mesa a consumir alcohol? La infancia cada vez se reduce más y los comportamientos adolescentes afloran antes en edades en las que los niños están atados de pies y manos porque no tienen herramientas para gestionar ese día a día. Por eso, hay que alejar de forma tajante el estereotipo actual del consumidor de alcohol y drogas como símbolo de éxito y rebeldía.
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