Decía el alcalde en su intervención en el debate del estado de la ciudad que el Ayuntamiento seguía mal, pero ahora respiraba mejor, una postura moderada y sensata que apostaba por el trabajo para solucionar los graves problemas que tiene la capital. Sin embargo, enfrente, en su propio equipo de Gobierno (y bajo su responsabilidad), los concejales de Cementerios y Mantenimiento Urbano se atrevían a hacerse una foto junto a un jardín (que es lo que realmente tienen) sacando pecho de que en estos años se han realizado más de 300 actuaciones en dos camposantos que se caen a pedazos y que todos los vecinos que estos días se han desplazado hasta ellos para visitar las tumbas de sus seres queridos han podido comprobar. Sin entrar en la vergüenza y el bochorno que supone visitar el cementerio viejo, un rápido paseo por el “nuevo”, el de San Fernando, deja patente el estado de abandono en el que se encuentra. Señores ediles del PP: si les molesta que la oposición o los medios, como es nuestro caso, denuncien el deterioro provocado por décadas de olvido, casi siete años en su caso, encajen la obviedad, pero no nos pierdan el respeto, no nos cuenten medias verdades, no nos hagan un Puigdemont, porque toda la ciudad ve el estado de sus cementerios. Ahora tienen otro año. ¿Van a seguir sumando los cambios de bombillas y los microparches de su micropolítica o van a hacer algo que no sea el ridículo con una foto ajardinada?
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