La Consejería de Educación de la Junta de Andalucía se encuentra en un auténtico atolladero por la bajada de la natalidad y la consecuente merma de alumnos en las aulas. Lo primero que hay que recordar es que esta circunstancia no responde a una generación espontánea, sino que son muchos los estudios, de la propia Junta, los que alertaban sobre este descenso, por lo que llegados a este punto, la falta de planificación es manifiesta. Ahora, la Junta debe decidir entre papá y mamá, es decir, entre la enseñanza pública y la concertada, con un handicap importante, que los padres tienen derecho a elegir centro y que, sociológicamente, la inmensa mayoría elige colegio concertado, por diversos motivos, entre ellos, por cuestiones religiosas. El PSOE, al frente de la Junta, defiende la educación pública y lo repite una y otra vez. Sin embargo, las líneas que se están suprimiendo son las de la escuela pública; en el caso de Jaén, según informaron ayer desde la Marea Verde, que se manifestará mañana en la capital, 112 líneas menos en colegios públicos desde el curso 2012-2013 en la provincia de Jaén por ninguna de la concertada. El argumentario se estrella ante la realidad política y la cuerda finalmente se romperá por el sitio más débil y más rentable.
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