Ayer, cerca de un millar de jienenses salieron a la calle para pedir la paralización de la actividad en la cantera de la Fuente de la Peña, un paraje que tras años de abandono había sido recuperado para la ciudad, los amantes de la naturaleza y del deporte. No se trata de comparar si fue más masiva que la reivindicación del ferrocarril en Granada, en la que también participaron sindicalistas jienenses, sino de confirmar que algo se mueve en Jaén desde hace unos años y que difícilmente habrá vuelta atrás, sino cada vez más adhesiones de ciudadanos que están hartos de que se les engañe y sobre todo, de la incompetencia de quienes los gobiernan. La marcha de ayer, sumada a las crecientes protestas del sector sanitario jienense y a una plataforma ciudadana que está a punto de ver la luz, no es más que la punta del iceberg de un sentimiento desolador que está haciendo que Jaén diga basta a los continuos agravios que sufre respecto a otros territorios. Sin embargo, es necesario que poco a poco, todo el mundo abandone el servilismo del mendrugo y reclamen el pan que nos merecemos, de forma generalizada, porque los inquisidores jaeneros siguen muy vivos. Solo la adhesión masiva de todos los sectores socioeconómicos triunfará.
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