Detrás de los números hay personas, familias enteras ahogadas por una situación que no resuelven quienes habitan el universo paralelo del despotismo, cada vez más implantando en nuestras instituciones democráticas, y el cinismo. Detrás del 33 por ciento de tasa de paro de Jaén, de los lanzamientos hipotecarios, hay personas resignadas a la fuerza, condenadas a una pena anónima diaria, sin futuro. Pero la limosna cura todas las conciencias. Cáritas Diocesana lleva gastados 100.000 euros en lo que va de año en pagos de alquileres, atendiendo necesidades a las que otros colectivos no son capaces de llegar y dejando en manos de asociaciones y otros organismos la entrega de alimentos. 100.000 euros para poder vivir bajo un techo. Números, tras los que se encuentra, casi con toda seguridad, algún habitual de la cafetería en la que esta mañana, querido lector, usted estará desayunando. Con muchos se cruzará hoy por la calle o viajará en su trayecto diario en el autobús. Son demasiadas historias, demasiados individuos aún, para echar tierra sobre una crisis consolidada socialmente en un silencio atronador, como el barro del calzado que se arrastra durante días desprendiéndose poco a poco, paso a paso, sin que trascienda su leve pesadez.
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