Lo único claro que ha sacado la ciudad de Jaén del tranvía hasta ahora es un macroaparcamiento de sur a norte de la ciudad, con las correspondientes multas a los vehículos estacionados según qué horas, y un sistema de transporte que nunca ha funcionado, al contrario que en el resto de capitales donde se ha implantado, aunque en algunas de ellas, su alto coste, terminó con la explotación. Ahora, después de más de cinco años desde que comenzaran las primeras pruebas, la posibilidad de que una Unión Temporal de Empresas (UTE) se haga cargo de la explotación comienza a tomar forma de nuevo, tras un lustro de nula voluntad política de unos y otros, especialmente del anterior alcalde del PP, José Enrique Fernández de Moya. La Junta de Andalucía confirma ahora que hay empresas interesadas en su explotación que podrían dar lugar a alianzas similares a las que existen en otras ciudades. El anuncio del alcalde de la licitación del servicio no era caprichoso y los primeros contactos ya se han producido. Lo que no se entiende es que se haya perdido otro tiempo precioso con las famosas comisiones técnicas, si la solución final pasaba (hacía tiempo que se fraguaba) porque empresas, entre las que podría participar Castillo, se hicieran cargo de su puesta en marcha.
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