Tiene tantas carencias esta provincia aún, con su capital a la cabeza, que cualquier infraestructura, cualquiera buena noticia o acción, tiene su reacción inmediata. La apertura de la autovía A-316 desde Martos a Úbeda, pasando por Jaén, ha supuesto, según los últimos datos de la Delegación de Fomento, un incremento del 20 por ciento del tráfico que llega a la capital. Tampoco queda a la zaga el incremento de vehículos hacia la ciudad Patrimonio Mundial con tramos que rondan el 10 por ciento. Esto quiere decir que el número de jienenses de localidades que se encuentran en este eje ha aumentado considerablemente y eso no genera nada más que consumo y riqueza, ejemplo que debería bastar para que todas las administraciones comprendieran que es el momento de relanzar la inversión pública, porque son muchos los economistas que señalan desde hace unos años como error histórico la paralización de la inversión pública, hundiendo más si cabía el consumo y aumentando el desempleo. Jaén precisa de una vez esa discriminación positiva, la misma, ni más ni menos, que durante décadas han tenido otras provincias; en ferrocarril, en carreteras, en servicios turísticos. En definitiva, llevar a cabo los planes estratégicos para que dejen de ser un fin en sí mismos.
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