Hay días aciagos y ayer fue uno de ellos para la capital. Si hace unos meses en estas mismas líneas nos mostrábamos esperanzados con la llegada de Rosa Aguilar a Cultura, ayer, la cordobesa, devolvió a Jaén a la época más gris de su predecesor, Luciano Alonso. En su visita a Jaén, escoltada por el presidente de la Diputación Provincial, Francisco Reyes, Aguilar hizo estallar por los aires de nuevo los plazos de apertura del Museo de Arte Ibero, al enfriar el proyecto museográfico, que no se realizará mientras se acaban las obras en el primer semestre de 2016 (nuevo retraso), sino que será licitado en ese periodo. Es decir, el Museo tampoco abrirá el próximo año tras dos décadas desde que comenzara a gestarse junto al Picasso de Málaga y el Contemporáneo de Sevilla, del que sí disfrutan desde hace muchos años el resto de andaluces. Tampoco trajo prisa para la apertura del Centro de Interpretación de Puente Tablas, que ha construido la administración andaluza junto a la Diputación y que hasta ahora solo cuenta con un buen puñado de visitas de políticos, la mayoría de ellas coincidiendo con periodos electorales. Y si con lo anterior no habíamos tenido suficiente, aparte del apoyo una vez más renovado, tampoco se le vio mucha prisa en impulsar la declaración del Paisaje Cultural del Olivar como Patrimonio Mundial. Infausto día, sin duda.
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