Ya puestos, y visto lo visto, lo ocurrido en los últimos catorce años, la estación intermodal proyectada en Vaciacostales deberían construirla en Granada, o en Córdoba. O no construirla y vendernos que aquella es la de Jaén, como ocurrió con el aeropuerto granadino y ahora jaenero. Sea como fuere, cualquier jienense tardará menos en llegar a Madrid, por ejemplo, desplazándose en su coche hasta Granada y cogiendo allí la Alta Velocidad, que ha vuelto a esquivarnos, a hacernos la cobra, a agraviarnos. Bueno, la Alta Velocidad no; quienes gobiernan, los de ahora y los de antes; quienes viven de representarnos en las cámaras alta y baja, que parecen ser los únicos a los que no les duele que Jaén, situada en mitad de cualquier ruta norte-sur y este-oeste, se haya convertido en una isla para el transporte por ferrocarril. El Gobierno de España invertirá 19’4 millones de euros para la Alta Velocidad en la provincia, mientras que destinará 192 millones para el corredor entre Bobadilla y Granada. Es decir, casi 200 millones de euros para evitar poner una vía en la provincia de Jaén, donde en los últimos catorce años apenas se han construido diez kilómetros. No nos hablen más de Alta Velocidad. Jaén no la tendrá. Ustedes no la pelean, no la exigen. Y cuando llegue, el resto del mundo ya habrá descubierto cómo moverse a través de los universos paralelos.
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