Si hay algo mezquino en esta vida es el insulto y la amenaza anónima, el ataque cobarde de alguien que no tiene las agallas suficientes para enfrentarse en persona al problema. Si condenables fueron las interrupciones y ofensas del público en el pasado pleno a la Corporación municipal y la actitud del alcalde entrando en el juego de los provocadores (algunos de ellos profesionales), mucho más lo es que el concejal de Urbanismo reciba anónimos en su propia casa amenazándolo. Mucho cuidado porque aquí no vale todo y hay líneas que no se pueden pasar porque no tienen justificación alguna. No la tienen. El Ayuntamiento de Jaén informó ayer de que el edil popular había denunciado la amenaza anónima, que es la segunda vez que se produce contra él, en la comisaría de Jaén. Y aquí todos aquellos que aprueben esta actitud mafiosa, delictiva y antidemocrática, serán cómplices, tal vez no judicialmente, pero sí socialmente y deben ser señalados como tal. Debe tener cuidado una parte de la izquierda si piensa que moralmente está por encima de la derecha u otras opciones políticas, porque estaría muy cerca del mesianismo y del fundamentalismo. Mala cosa si creemos, por muy mal que lo estemos pasando, que puede arreglarse tomándonos la justicia por nuestra mano. No nos confundamos y queramos pasar del indignado al justiciero. Cuidado.
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