Cuatro meses han pasado ya desde que se aprobara el Plan General de Ordenación Urbanística de Jaén, tan esperado, tan demandado, tan necesario para acabar con el encorsetamiento de la ciudad, pero paradójicamente, lo que más se ha movido, es precisamente lo que menos está regulado, que son Los Puentes, que finalmente quedaron al arbitrio de un mapa de inundabilidad y de que cada vecino acuda con sus papeles a intentar regularizar su situación. Quedan aún 100 subsanaciones que impiden la llegada de todos aquellos proyectos que el equipo de Gobierno del PP anunciaba, al menos, vía aprobación del PGOU, entre ellos el centro de ocio de Maristas, que sigue a la espera o el distribuidor norte de la ciudad, entre otros muchos. Solo el centro comercial Alvores parece escapar a la maldición que tiene Jaén con su ordenación, ya que hasta el momento ha sido la única modificación puntual que se ha llevado a Pleno. Las cosas de palacio van lentas y exasperan, tal y como apunta el concejal de Urbanismo, que da nombre a este Plan Márquez. Pequeños detalles, en su mayoría, como el cambio de nombre de algunos epígrafes, que hacen del documento papel mojado aún. Está claro que no iba ser la panacea nada más aprobarse, pero las elecciones autonómicas y municipales tampoco ayudarán a que se agilicen todos los trámites, por lo que este año volverá a ser baldío para el PGOU de Jaén.
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