Saca la Navidad las mayores alegrías y las mayores tristezas cada frío mes de diciembre. Las alegrías de todos los reencuentros ansiados y las tristezas de todas las ausencias forzadas. La dicha de compartir como el nuevo anuncio de la Lotería de Navidad y la pena de no tener con qué acompañar la felicidad soñada y tantas veces amputada. Jaén volverá este año a ser una de las provincias españolas que más juegue al Sorteo Extraordinario de Navidad, una de las tierras que más ilusión ponga dentro de los márgenes de un pequeño décimo guardado en las telarañas de la esperanza rota de tantas familias sin empleo, sin ningún tipo de ayuda a la que asirse, mientras más allá de esas aristas se precipite otra mala cosecha y otro largo año de verlas venir. Nunca fueron soluciones ni la limosna ni la compasión, pero no estaría mal que este año el Gordo se acercara por esta tierra olvidada y que regalase (nunca ha sido agraciada la capital) un puñado de sonrisas contagiosas que iluminasen mil caras, mil hogares. Y si no fuese así, y si, como en el anuncio de este año, la suerte se resistiera y pasase de largo, tal vez sería bueno que todos fuéramos capaces de compartir aquello que despierte una chispa de felicidad de quien tenemos a nuestro lado y entre todos alumbremos un tiempo mejor, menos austero y lleno de ilusión y esperanza.
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