Cansa ya, a menos de un año de las próximas elecciones municipales, escuchar el soniquete sobre la ruina que el anterior equipo de gobierno dejó al actual, y a los de antes sobre el legado tras más de doce años de gobierno de los otros. La ruina municipal, la de este Ayuntamiento, es de todos porque todos han tenido responsabilidad sobre ella, y al final la sufre la ciudad o lo que es lo mismo, quienes la habitan. A nadie se le escapa a estas alturas el estado de las arcas municipales y la flaqueza presupuestaria de otras administraciones que han hecho del recorte el ‘leit motiv’ de dos largas legislaturas ya. Y mientras unos y otros ya se lamen las heridas de la que se avecina con la llegada de otros grupos que están captando la atención y el descontento de los ciudadanos, porque a río revuelto siempre hubo ganancia de pescadores, los vecinos solo quieren que lo poco que hay o lo ridículo que tenga que llegar se invierta realmente. No es de recibo que a nueve meses de las elecciones el discurso no se mueva un ápice del que procuraban y propagaban los representantes de los partidos mayoritarios en esta ciudad en junio de 2011. Una vez satisfecho el ego político de cada una de las partes, vamos a poner remedio a tanta ineficacia inversora y gestora en los últimos años. Tal vez el breve espacio de tiempo (en el que sí están) que resta a las municipales, nos traiga algún consuelo.
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