Han tardado en llegar, pero finalmente el Ministerio de Hacienda del ausente en todo el mandato en Jaén Cristóbal Montoro ha aceptado el ajuste del ajuste solicitado por el Ayuntamiento de Jaén como medida imprescindible para no colgar el cartel de ‘liquidación total’. Las medidas de pago se flexibilizan, pero como si de un mal defensa de fútbol se tratase el gobierno local y de España le da un patadón al problema y lo traslada varios años adelante. No cabe otra solución y si caben esperanzas de que en el futuro se articulen otro tipo de medidas que retiren la espada de Damocles que pesa sobre el Consistorio jienense, entre otros muchos, que no es otra cosa que sobre la cabeza de todos los jienenses. El escenario ahora es algo distinto y habrá que ver como el equipo de gobierno, en la recta final del mandato, articula estas medidas para que, al menos, esa micropolítica que se quedó en soniquete verbal, se plasme en algunas necesidades urgentes de la ciudad y de sus barrios. Está claro que no llegarán inversiones importantes en estos diez meses que restan para los comicios locales, pero tal vez dejen de peligrar algunos servicios esenciales para la ciudad que han provocado situaciones tan esperpénticas como la medida de retirar los cristales de las farolas del casco antiguo ante la desesperante situación económica. Por lo pronto, habrá menos apuros para pagar las nóminas. Y esperemos que algo más.
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