No pudo ser un año más y van ocho sin que la capital pueda disfrutar de todas sus procesiones. Una tenue lluvia privó a Jaén de su fiesta de Resurrección y de culminar una de las semanas de Pasión más vivas de los últimos años. Hermanos de luz, mantillas, costaleros y todala cofradía no pudieron contener las lágrimas a pesar de que Jesús en el Misterio de su Gloriosa Resurrección y María Santísima de la Victoria, anunciaran la buena nueva, el tiempo de Gloria, la vida eterna del Hijo del Hombre. La Junta de Gobierno de la última cofradía que procesiona en la capital no tardó en comunicar la decisión de no salir ante las previsiones y las primeras gotas momentos antes de las diez de la mañana. Se quedó María Santísima de la Victoria sin estrenar su corona y los jienenses sin ver procesionar a la comitiva por rincones como las Bernardas, la calle Chinchilla, Hurtado o Almenas.
La Cofradía del Señor Resucitado y María Santísima de la Victoria custodió la alegría de la Resurrección de Cristo con el llanto sereno y resignado de sus 300 cofrades y la amargura, sobre todo, de las 50 costaleras que no pudieron alzar a un cielo marchito la gloria de la resurrección de Jesús. Cabizbajos, los representantes de todas las hermandades de Pasión y Gloria de la ciudad tampoco pudieron hacer estación de penitencia con el Resucitado. Se ponía fin así a una semana que ha dejado un gran sabor de boca en todas las cofradías, a excepción de la del Señor Resucitado y María Santísima de la Victoria.
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