Jaén

El Real Jaén relanza la ilusión con un juego que no se asemeja a lo visto hasta ahora

Fernando hizo su primer gol de la temporada, Lozano marcó desde fuera del área y Espín hizo el del triunfo de cabeza. Muñiz envió un balón al larguero.

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Fernando hizo su primer gol de blanco ante el Málaga City

Cuando el Málaga City anotó en el segundo 30 de partido comenzó a planear la sombra de la flor de Fajardo. Fue una sensación de esas que parecía que la maceta se la había llevado el anterior inquilino del partido y que dejaba al Real Jaén huérfano. Pero nada más lejos de la realidad porque lo que hizo el equipo blanco en el debut de Roberto Peragón ante el Málaga City en Vélez fue sembrar más de una semilla para recoger los frutos cuando llegue el momento. No hace falta la maceta con el florón de semanas anteriores porque los lagartos tienen otras prestaciones y otra dimensión muy distante de la que habían ofrecido días atrás. Por cierto, que no se nos olvide que lo que está haciendo el equipo de la capital es prepararse para algo más que nueve partidos, incluido el disputado en el Vivar Téllez. Lo que está haciendo Peragón es preparar a los suyos para el play off y si de paso se da la opción de alcanzar al Torremolinos, estar atentos para ello.

El tanto del equipo de Nerja fue un jarro de agua fría que hizo despertar como un resorte al Real Jaén. No varió un ápice su plan de juego y comenzó a hacerse con el control de la pelota. Buena armonía entre Muñiz y Adri Paz en la línea de creación, generando pases a los espacios, a las bandas y corriendo menos como un pollo sin cabeza hacia la presión en la salida de la pelota del rival. Un estilo de juego, medido y en busca de la pegada a través del futbol y no de un correcalles. Eso le dio al Real Jaén para que los jugadores tan excepcionales que tiene brillaran en solitario y hasta en conjunto. Y, de paso, el empate que tanto merecía el equipo blanco y su autor. Fernando hizo el primer gol desde que llegó al Real Jaén al tirarse con todo en un centro magistral de Migue García. Era el 1-1 y ni se había llegado al cuarto de hora de partido. Los blancos estaban enchufados, no, lo siguiente. Un equipo que mostraba su alma, sus entrañas y su forma de jugar al fútbol con clase. Era otra cosa bien distinta.

El paso de los minutos no hizo sino afianzar una idea que se llama fútbol, aunque bien es cierto que el equipo de Peragón necesita algunos matices para no cometer errores que le cuesten tan caros. Pero con el balón en los pies, las sensaciones son de una verticalidad y juego que recuerda hasta el del pasado curso. Autoridad donde las haya en la medular con Adri y Muñiz, se sacó el asturiano un zapatazo desde fuera del área que se fue a la madera. Había muchos metros desde el lugar de la ejecución y si entra esa pelota se cae hasta el cielo por toda la imagen de la ejecución. Como vio otro artista del balón como Óscar Lozano que desde lejos había opciones no esperó mucho en tratar de emular a Muñiz. Y ahí destapó el tarro de las esencias el motrileño que cazó un balón en la frontal del área, metros antes del pico del área grande en la banda izquierda del ataque blanco y se sacó un derechazo pegado a la cepa del palo que hacía regar esas semillas que ha plantado el Real Jaén para acudir a su cita con la pelea por el ascenso.

El Real Jaén le había dado la vuelta a la tortilla y se ponía por delante al descanso. Los blancos y nadie se acordaba ya de aquella única flor que había en el jardín, en una maceta, y que se terminó por marchitar hace una semana ya. La reanudación trajo más de lo mismo. Un Real Jaén que peleaba en el centro del campo por tener la pelota por ser vertical y por buscar la autenticidad del fútbol. El equipo se divertía con lo que estaba haciendo, se olvidada hasta de la presión que suponía tener que ganar para seguir en el segundo puesto y meterle algo de presión al Torremolinos sin pensar en ellos. Pero hay cosas todavía que habrá que matizar en los próximos días para que no se den errores como el que supuso el segundo tanto del Málaga City y que no merecía por el dominio del equipo de Peragón. Un error de marcaje sobre Nico en el saque de un córner permitió que el delantero de la Academia hiciera el empate a dos y llamara de nuevo a los fantasmas de los nervios.

Pero la tensión duró lo que tardó en calentar Mario Martos tras su ingreso en el terreno de juego. Ahora sí que parece que está recuperado y ha recuperado la sonrisa que le da el balón cuando lo tiene en los pies. El Real Jaén no se vino abajo, siguió buscando adelantarse en el marcador y creyó que lo del empate era un accidente que tendría reparación en el chapista. Fue rápido el equipo de Peragón que no se descompuso y utilizó otra de sus armas, el balón parado. Y ahí apareció Espín para mandar a la red en el primer palo un centro medido del mago Adri. No hay más que ver las caras de todos los jugadores en el campo y en el banquillo en la celebración. Y no hay más que ver la sensación de unidad y compromiso de un equipo renovado y feliz. Tanto que siguió jugando a la pelota y no se aculó para regar aquella flor que tenía. Tanto disfrutaba el Real Jaén que tuvo otras dos a cargo de Juampe y Carlos Fernández. Y tantos fueron los abrazos que al término del partido la credibilidad y la ambición de los jugadores es diferente, más sincera que nunca, con más ilusión que en partidos muermo que se han tenido que tragar hasta ellos, porque ahora saben que su fútbol vale mucho, que el camino no será fácil, pero que están ahí reafirmándose para un final de temporada en el que van a decir muchas más cosas que fiarse de una planta que ya no está. Y es que la diosa fortuna es más diosa si el criterio a la hora de jugar al fútbol es el que se vio y se disfrutó en el Vivar Téllez. Ojo, menudo cambio.

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