Indivisa

El espíritu Nadal

España entera ha visto y vitoreado el esfuerzo titánico de Nadal

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Quizá es que no sea aún muy mayor, pero es la primera vez que veo a esta España aplaudir a un español que ha perdido. Sí, esta España tan aficionada a tirar al suelo a todo aquel que despunte un poco en cualquier cosa o disciplina, esta España que pasa en milésimas de segundo a autoproclamarse campeona a desterrar el trabajo de técnico y jugadores, se ha reencontrado con el sentido común.

Excluyo a los tres o cuatro energúmenos, pero lo logrado por Rafael Nadal va más allá de lo deportivo.

En bares, calles, en la playa, en las reuniones, en la jauría de twitter… en todas partes se habla de la grandeza del tenista español a pesar de no haber logrado la medalla individual.
Nadal ha logrado medalla de oro en dobles y cuarto puesto en individual.

No llegaba a Río de Janeiro en buenas condiciones físicas y hasta el último momento no supimos las modalidades en las que participaría.

Pero insisto, más allá del éxito deportivo de traerse una medalla de oro y un cuarto puesto, destaco el éxito de conciencia sobre la sociedad española.

España entera ha visto y vitoreado el esfuerzo titánico de Nadal, el espíritu de superación, la capacidad de sobreponerse y de llevar al máximo sus capacidades. Rafa ha logrado un gran éxito olímpico, sí.

Pero como abanderado español que era ha conseguido lo más importante, hacer que su país se ponga de rodillas ante su actitud.

Partido tras partido, y aún en los peores momentos, todos aplaudíamos a Rafa aunque pudiera perder.
Parece que, desde casa, todos le empujábamos para que llegara a las pelotas y le aupábamos el brazo para que las pelotas entraran en campo contrario.

Es la primera vez que veo que España no descalifica a uno de los suyos cuando no logra el objetivo.

Es la primera vez que España alaba en la derrota y se pondera el esfuerzo, el sacrificio, la constancia, la tenacidad y el espíritu de superación, el talento y la capacidad por encima de los resultados y de la envidia nacional.

Hay que quitarse el sombrero por los deportistas españoles, sobre todo por aquellos que nos están dando la alegría de traer para España alguna medalla, pero las tardes (en realidad mañana-tarde-noches) de Nadal han alumbrado una nueva sociedad de la que me siento completamente orgulloso. Así sea.

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