Este medio publicaba días atrás que el alcalde de El Puerto meditaba su dimisión. Desde luego, no es para menos con lo poco que le ha cundido este año de Gobierno, haber perdido parte del pasaje, haber tenido que andar de charco en charco, no haber podido cumplir sus promesas electorales y tener en contra a Levantemos, sindicatos, asociaciones, trabajadores de empresas concesionarias de servicios municipales…
Vamos, que a David de la Encina le queda el apoyo de su familia, que se sepa el de sus concejales y se supone que el de la ejecutiva local del PSOE. Cualquiera en su piel meditaría muy seriamente su dimisión.
Pero no lo hará. Sabe que tiene sometido el Gobierno de la ciudad a un bloqueo tal que si dimite, termina saliendo él de nuevo de alcalde. Ni IU ni Levantemos permitirían con sus votos que el PP, democrático ganador de las últimas elecciones, volviera a coger la Alcaldía por lo que De la Encina sabe que por mucho que dimita, le toca seguir siendo el alcalde.
Porque además es plenamente consciente de que no cuenta con ni un solo concejal en su partido capaz de poder asumir ese cargo. Mucho menos contaría con el apoyo de su partido a nivel provincial o regional que vería correr el peligro de perder la bandera en una de las ciudades más importantes de la provincia de Cádiz.
Vamos, que no. Que salvo que se diera un giro de 180 grados, el alcalde no dimite. Y es fácilmente comprensible que cuando uno no puede cumplir las promesas estrellas de su programa y el centro de su pasada labor de oposición, cuando a uno le pillan gastos personales de hotel con cargo al Ayuntamiento, cuando se tiene en contra a propios y extraños, quiera coger las maletas y largarse.
Si De la Encina diera ese paso, la convocatoria del Pleno para elegir nuevo alcalde sería memorable. Porque Levantemos tendría que explicar que apoya al partido con quien acaba de romper una relación y de quien está diciendo de todo. Y solo porque no gobierne el PP que ganó las elecciones y que tiene los mismos concejales, por sí mismo, que el actual bipartito.
La información que ofrecía este medio es absolutamente creíble a pesar de la dificultad en demostrarla. Pero me temo que no se cumplirá no porque el afectado no quiera, sino porque sabe que no puede a pesar de los impulsos que recibe.
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