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Andaluces, sí, andaluces

A tenor de las últimas “recomendaciones” lingüísticas del Gobierno de la Junta de Andalucía, no queda sino constatar que ya esto no tiene remedio, que hemos perdido la batalla y que el “carajotismo” está plena e institucionalmente instalado

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A tenor de las últimas “recomendaciones” lingüísticas del Gobierno de la Junta de Andalucía, no queda sino constatar que ya esto no tiene remedio, que hemos perdido la batalla y que el “carajotismo” está plena e institucionalmente instalado.

Una pena sí. Y sé que muchos seguiremos luchando contra ese tipo de “luces”, pero qué cansancio.

Debo pensar que, cuando las cabezas pensantes de la Junta de Andalucía de su eminencia doña Susana hablan de que no se diga en las escuelas “andaluces” sino que en todo momento nos refiramos a “población andaluza”, es que hasta ahora, ninguna mujer andaluza (entre ellas las Amparos, Susanas, Micaelas…) no se han sentido identificadas cada vez que alguien ha pronunciado, maldito él, la palabra andaluz.

De hecho, debemos pensar qué no habrán estado sufriendo estas luchadoras por la causa cada vez que han sido obligadas a cantar o escuchar el Himno Andaluz, de cuyo autor, entiendo consideran fue un machista, misógino, vástago de un patriarcado donde las mujeres se quedaban en casa mientras los andaluces, sólo ellos, se levantaban para sacar adelante esta tierra.

De lo contrario, a buen seguro no se les habría ocurrido semejante sandez envuelta en una falsa lucha contra la igualdad o la llamada política de género. Porque andaluces somos todos, nosotros y nosotras. Ya sé que la contrarréplica es que los integrantes y dirigentes de la RAE son todos carcas, medio fachas, machistas. Todo con tal de justificar actuar contra la lengua española.

Ahora, gracias a estas mentes pensantes, ilustres donde las haya, en los colegios, cuando llegue el 28 de febrero, se cantará “Población andaluz, levántate…” o “La población andaluza quiere volver a ser lo que fue” y tan contentos homenajearemos a Blas Infante.

Creo, sin ambages, que hay mucho y mucha tonto y tonta cobrando de lo público que tiene que justificar su sueldo aplicando este tipo de ideas. Mucho me temo también que se trata de los típicos globos sonda que tapan otro tipo de políticas o carencias.

Y, como siempre, pasa por que los que realmente saben, entienden y estudian sobre una determinada materia son dados de lado por un poder político que se cree omnipotente, omnisciente y por encima de toda criatura.

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