Yo también soy “gente”. Sí, gente. Porque, aunque algunos no lo terminan de ver claro, todos somos gente. Quizá alguno solo llaman gente a los suyos o a los que, en algún momento puntual han sido suyos, pero no, todos somos gente.
Pasaron los resultados electorales del pasado 20 de diciembre y hay que escuchar memeces como “la gente ha dicho”, “lo que la gente quiere”. Para qué inventar o interpretar si ya la gente hemos hablado. Hemos hablado todos los españoles que hemos querido hablar.
Y cada cual ha expresado aquello que le ha dado la real gana, que en eso consiste esto de la democracia y las elecciones libres.
Hombre, yo sé que a algunos no les ha gustado tener mucho menos apoyo del que pretendían o pensaban tener, también es lógico, pero hijo mío, es lo que hay y lo que la gente ha preferido. No pretenda hacer usted ahora entender que la gente (como si por el concepto gente se diera por supuesto que engloba a una inmensa mayoría) es solo quienes le han votado. Usted, líder de Podemos, ha sido el tercer partido en número de votos.
Andan demasiado lejos de ser una mayoría ni de representar a los españoles. Tienen un importante número de votos, desde luego, pero sean humildes y reconozcan que lo que ustedes piensan, supone una parte del Congreso muy lejana a lo que puedan pensar otros partidos o la unión de otros partidos.
Si el 70% del Congreso se pone de acuerdo en algo usted podrá no compartir dicho acuerdo, pero no puede pretender ser más que ese altísimo porcentaje de representación popular.
Y hablando de representación.
El colmo ya de creerse con una impresentable superioridad moral y democrática es decir que ellos sí representan a la gente. Los otros o los que en otras legislaturas fueron votados esos no, a esos los debieron votar marcianos provenientes de dictaduras fachas.
Miren, el pueblo español es soberano ahora y desde que comenzó la democracia y los miembros del Congreso y del Senado nos representan a todos tan igual de democráticamente ahora que en las legislaturas pasadas.
No son más que nadie. Ni mejores. Ni superiores. Tienen ideas distintas con una propuesta nueva.
Si me apuran y como máximo, igual de respetable y democrática que las otras propuestas de toda la vida. Bájense un poco los humos que, igual, consiguen que haya otros dispuestos a apoyar sus propuestas.
Y, ya de paso, les vendría bien tanto a ustedes como a los españoles que dejaran el espectáculo y la demagogia barata.
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