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¿España laica?

Ganas tengo de que cualquiera de estos inteligentes iluminados que ahora nos abducen a los ciudadanos a pensar como ellos y solo como ellos me diga en qué parte de la Constitución Española vigente o en qué Ley viene reflejado que estemos en un país laico.

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Ganas tengo de que cualquiera de estos inteligentes iluminados que ahora nos abducen a los ciudadanos a pensar como ellos y solo como ellos me diga en qué parte de la Constitución Española vigente o en qué Ley viene reflejado que estemos en un país laico.

Queridos y queridas míos, España es un país aconfesional, pero en modo alguno lo es laico. Y aconfesional debe ser por los siglos de los siglos porque no debe, de ninguna de las maneras,  obligarse a nadie a profesar ninguna Fe concreta o ni siquiera a profesar Fe alguna.

Pero claro, entre aconfesional y laica hay una diferencia bastante amplia que a muchos de quienes intentan hacer de su mensaje la verdad absoluta no les interesa que se conozca o, directamente, son conscientes de su plena mentira.

España no puede ni podrá ser laica. Un país en el que el calendario laboral se rige, en gran medida, por festividades católicas; un país en el que el calendario escolar está dividido siguiendo el nacimiento (Navidad) y muerte (Semana Santa) de Jesús; un país en el que todas sus poblaciones y municipios celebran el día de su patrón o patrona y lo declaran festivo local; un país donde su patrimonio artístico y reclamo turístico pertenece en una inmensa parte a la Iglesia Católica… no puede ser laico. Decir que España es laica es no entender la configuración actual de nuestro país.

Es negar desde la unión de los dos reinos en tiempos de los Reyes Católicos hasta el festivo del 25 de diciembre. España tiene y tendrá personas que creen en Dios y los que no y debe mantener siempre su aconfesionalidad, pero pretender que una sociedad sea laica porque a usted, político o aspirante a serlo, no le guste nada relacionado con la Iglesia, no lo va a conseguir. Porque no es cuestión de una Ley, es cuestión de una historia tan arraigada y vinculada a la Iglesia Católica.

Y no hablo ya de la labor en la actualidad de la Iglesia Católica en España a la hora de defender la no laicidad del Estado español, no hace falta. Es mera cuestión histórica, de configuración social, de conformación de una estructura de país y de sociedad que es tan absurdo querer borrar como querer que desaparezca cualquier otro episodio de nuestra historia.

Lástima de aquellos que intentar tapar con estos debates estériles (y que se repiten campaña tras campaña) una inutilidad en la gestión, una incapacidad de acción o una engañosa intención para, con falsos discursos, intentar ganar adeptos.

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