El catedrático Alejandro Muñoz Alonso escribió en el Informe de la Profesión Periodística de 2008 que “el político vive ‘esclavo’ de los medios, porque lo que no aparece en la pantalla de televisión, aunque haya sido objeto de amplio debate en las instancias institucionales, simplemente no existe”. En la misma línea, Raúl Trejo afirmó en su artículo “El Imperio del Marketing Político. Cuando las imágenes desplazan a las ideas”; que en las democracias modernas, se practica una “política para los medios”.
En los últimos años, los partidos políticos han exagerado demasiado la simplificación de los mensajes y la escenificación de la vida pública, hasta tal punto que, en no pocos casos, se antepone la escenificación de la política, y por tanto el titular, a la acción política y a la toma real de decisiones. Es más, las diferentes formaciones se lanzan continuos mensajes a través de los medios en lugar de hacerlo en los foros adecuados.
Todo lo acontecido en los últimos tiempos en nuestro país ha llegado demasiado lejos. La búsqueda de titulares ha impedido un debate, un diálogo y un acercamiento de posturas para solucionar un problema con el dialogo. ¿Qué es más importante en democracia votar o dialogar?
Cuando la ciudadanía vota, ¿no propone ya que los partidos políticos hablen y se entiendan?
El Diccionario de la Real Academia Española, define democracia como la “forma de gobierno en la que el poder político es ejercido por los ciudadanos”.
Pero, ¿solo con el voto cada cuatro años o en un referéndum? ¿Si votan para que nadie tenga mayorías, es para que dos pacten e ignoren a las minorías? Parece que es la lectura que continuamente, una y otra vez, hacen nuestros gobernantes, y con esa actitud, solo consiguen que el electorado (que es como ven a la ciudadanía) se aleje cada vez más de la política.
La democracia también se puede, y se debe ejercer desde el acuerdo y el diálogo. El mismo diccionario de la RAE define la palabra diálogo, en su tercera acepción como “discusión o trato en busca de avenencia”. Pero para que esto pase, todas las partes deben buscar un acercamiento y por tanto, ceder, conceptos que la gran mayoría de la clase política olvidó hace tiempo.
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