Ortega y Gasset dejó escrita para la historia aquella famosa expresión “Yo soy yo y mis circunstancias, y si no las salvo a ella, no me salvo yo”. Esta frase puede servir perfectamente para resumir la situación del secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, que sorprendió a muchos el pasado lunes al plantar cara a los críticos y proponer primarias y convocatoria de congreso. En un intento de dar donde más duele a los barones, con una consulta a la militancia, se ha equivocado y no solo de fecha. Ahora la prioridad es otra.
Sánchez tiene un plan, dar la voz a los militantes, a ver si estos votan ahora lo mismo que sus barones. Puede que los comités provinciales y regionales sí, pero basta con ver el censo de cargos orgánicos e institucionales en estos órganos de participación, en los que siempre manda la conocida mesa de camilla de turno. Por eso, Sánchez quiere que voten los militantes. Su plan está claro. El mensaje también. Dice a los barones “que escuchen” a las bases y que le ganen en las urnas o le dejen decidir.
Es verdad que, caso aparte es el posicionamiento de algunos de los barones o sus allegados. El pasado domingo por la noche la secretaria general de los socialistas sevillanos explotó en las redes sociales por los resultados obtenidos por su partido en Galicia y en el País Vasco,y terminó preguntándose ¿y ahora qué? Todos suponemos bien, si pensamos que el pasado 26 de junio hizo la misma pregunta a Pedro Sánchez y a Susana Díaz, porque a veces la responsabilidad puede ser compartida, no a partes iguales, pero compartida.
Porque, ¿la responsabilidad es solo de Sánchez? ¿No influyeron en los resultados electorales las críticas y los palos en la rueda de los barones? ¿No será que el electorado no confía en un partido dividido? ¿Qué cuota de responsabilidad tienen en los resultados los líderes provinciales y regionales si se atiene a los resultados? ¿Cuántos se deben a sus circunstancias? Siempre quedará preguntarse si los resultados del PSOE habrían sido diferentes sin esa notoria división interna. El sábado se verá la respuesta. Pero, ¿será la última? Luego habrá que valorar las consecuencias.
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