El jardín de Bomarzo

¿Y tú qué opinas?

Si nada lo remedia, Canal Sur cerrará el ejercicio con 27,8 millones de euros de pérdidas, cifra en principio discutible teniendo cuenta su presupuesto inicial

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El cese fulminante hace solo unos días de Antonio Ramírez como director de antena por parte de Joaquín Durán, director general de Canal Sur, por los supuestos vínculos del considerado dentro comisario político con el presidente de Ausbanc, Luis Pineda, relativos a la concesión de programas de baja calidad a la productora de éste, TV Agroeditora, por algo más de 135.000 euros, ha encendido todas las alarmas dentro de la cadena y, por añadidura, de la propia Junta, muy temerosa que este hecho salpique más allá de donde parece y en momento político muy inoportuno. De ahí la inmediatez del cese, radical, y la petición de comparecer ante el parlamento por parte de Durán, sobre todo teniendo en cuenta las fotos que por redes sociales se han divulgado estos días del tal Pineda con la presidenta en una feria de Sevilla anterior. Mezclar Ausbanc con Junta y contratación de producción externa para Canal Sur, pese a que se haya podido realizar siguiendo todos los cauces legales, es como ponerse a fumar junto a un bidón hasta el borde de negra pólvora.

Datos. Si nada lo remedia, Canal Sur cerrará el ejercicio del 2016 con 27,8 millones de euros de pérdidas, cifra en principio discutible teniendo cuenta su presupuesto inicial, caro por el elevado capítulo de personal, y el hecho de que el retorno publicitario es escaso ante su bajo índice de audiencia. Pero son los cálculos que se manejan dentro. Con una audiencia media que no llega al 9 por ciento de share, la cadena andaluza ha perdido en los últimos dos años más de un millón de telespectadores sin que, sorprendentemente, esto le afecte a nadie, al contrario, a la directora de antena Carmen Amores, responsable directa de haber perdido cuatro puntos de audiencia y eso en televisión es una absoluta barbaridad, la elevaron a directora general en Castilla la Mancha a otra cadena pública con astronómico sueldo, chófer y palmadas varias en la espalda. El mundo al revés.

¿Y tú qué opinas? es el nombre de uno de tantos programas de Canal Sur que aún siendo un rotundo fracaso de audiencia parece que podría volver tras el verano, todo si se resuelve el problema actual de financiación para programación externa porque en el último comité de antena del pasado lunes, que hubo de posponerse un día al estar los sindicatos gritando en la puerta, se dieron cuenta que Ramírez se había gastado más de mitad de la partida presupuestada para este año, trece millones, y por tanto la parrilla para el segundo semestre corría, corre, serios riesgos. En todo caso, es incomprensible que se mantenga en antena el programa que inauguró Felipe González y que ha embolsado a la productora de Ricardo Medina, Medina Media, 326.040 euros, alcanzando una media de share de 4,5 por ciento con noches de caída al 2,7. Un auténtico desastre. ¿Por qué les cuesta tanto tomar decisiones sobre programas que no están dando audiencia? ¿Por qué nadie hace nada con una programación cada vez con resultados inasumibles? ¿Qué intereses hay tras esa pasividad de una directiva muy tocada por el cese de Ramírez, investigado por el Juez Pedraz? ¿Por qué en Canal Sur nada se mueve y, a diferencia de otras televisiones de su magnitud, los índices de audiencia no afectan a sus responsables?

Todas las cadenas de televisión invierten en su prime time porque “si ganas la noche, ganas la partida”, es lo que se suele decir en los despachos de los directivos dado que esa hora aglutina al mayor número de telespectadores y en Canal Sur no es distinto. Por eso ha entregado sus horas más preciadas a producción externa, que en algunos casos resulta más barato de producir que hacerlo con la plantilla propia por cuestión de horas y convenio colectivo -esto es tan dramático como suena...- La cadena necesita poder ser competitiva para justificar su existencia. ¿Qué sentido tiene una televisión deficitaria que pagamos todos y que no ve casi nadie? Entre Se llama Copla, que presenta Eva González, y Menuda Noche, de Juan y Medio, se llevan el trozo mayor de la tarta. La productora ZZJ  que produce el programa de los niños cobra por cada entrega 44.436 euros –su último contrato asciende a 666.551- y, por eso, sus proveedores no entienden por qué esta productora tiene tanta dificultad para estar al corriente de pagos. Los datos de este programa que lleva en antena más de quince años no satisfacen en la actualidad las expectativas, lo ven cada viernes un 7,5 por ciento de media.

La productora que hace Se llama Copla en los Studios Caligari Films cobra algo menos de 50.000 euros por programa; a pesar de que su audiencia está lejos de aquellos mareantes datos de sus comienzos de 2008, mantiene un digno el 10,1 de media. En estos momentos cualquier dato que supere el 8 se considera un éxito porque se ha bajando mucho el nivel de exigencia. Esta temporada Canal Sur se gastará 3,1 millones en el prime time en su urgente necesidad de mantener a los que aún no han decidido marcharse, siendo Juan y Medio y su tarde un pilar importante sobre el que se sustenta la audiencia de la cadena.

Por otra parte, la situación de la mañana es agónica. Desde la controvertida marcha de Toñi Moreno, que alcanzó las cotas más elevadas de mañana en toda la historia de la cadena, la curva no ha hecho más que descender. La productora ADM ha hecho durante estos años varios intentos de reflotar la franja con formatos como La mañana tiene Arreglo, con Fernando Díaz de la Guarda,A Diario o La mañana con Ana, que se emite en la actualidad y que tiene una media de 3,8, con días de un raquítico 1. Una y otra oportunidad sin resultado, pero nadie toma una decisión y ADM sigue teniendo la producción de la mañana a pesar de los malos resultados y de las consecutivas oportunidades. ADM es una productora privada que cuenta con capital público. Aunque se aplica el convenio de las empresa del sector audiovisual privado, es decir que los trabajadores lo hacen a bajo costo y con sueldos inferiores a los de Canal Sur. Muchos nombres vinculados a la cadena andaluza en su trayectoria han recalado en esta productora como último destino –Rafael Camacho, el que fuera director general de RTVA, es ahora director financiero de la productora; su hija, miembro de la plantilla, dirige el programa Vaya Tela-. Pues eso.

El consejo de Gobierno de la Junta aprobó a finales del pasado año la fusión entre Canal Sur Radio y TV en la idea de economizar, aunque desde entonces nadie ha explicado el modelo de negocio para rentabilizar la televisión autonómica, todo lo contrario. Canal Sur tiene empleadas a 1.467 personas, 910 adscritas a CS TV y con la fusión se pretendía reducir el número de directivos, 35, 16 de los cuales cobraban más que Susana Díaz -63.808 euros-. Llegó a tener un presupuesto de 220 millones al año, hoy reducido a poco más de 180 para desánimo de productoras externas, sobre todo cinco. Joaquín Durán mantiene la situación de interinidad tras sustituir por urgencia a Pablo Carrasco cuando éste huyó a Madrid llevándose a Toñi Moreno y el exitoso formato Entre todos y, ahora, ha hecho lo propio con Bertín Osborne, que gracias al paso de La 1 a Telecinco factura por programa 250.000 euros. Pero un dato: el PSOE logró en las elecciones autonómicas de 2015 un total de 619.029 votos, que es el 43,93 por ciento de su total, en municipios de menos de 20.000 habitantes, justamente donde arrasa La Tarde con Juan y Medio; en 2012 obtuvo 662.041 votos ahí mismo, el 43,32 por ciento.

Lunares. En la época donde redes sociales transmiten al segundo lo que sucede en el mundo, de la inmediatez y la tecnología punta, Canal Sur, al margen de ceses inminentes que el tiempo determinará si justificados o no, vive aún en la idea de proponer una Andalucía de volantes, lunares y castañuelas y bajo un manto consentido que lo tapa todo, ahora y antes. Con el indiscutible negocio para muchos, lo saben bien dentro, que han supuesto las productoras externas, hoy se enfrenta a algo que no admite discusión y que son los peores índices de audiencia de su historia sin que, parece, el desastre numérico afecte a nadie más que al bolsillo del contribuyente andaluz. Que es quien paga y mantiene, como siempre.

Bomarzo

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