Es la más elevada forma de solidaridad, cuando donamos nuestros órganos o consentimos que sean donados los de un familiar fallecido para que otras personas, seres únicos, como todos lo somos, puedan tener una nueva oportunidad y superar males vitales o menos graves. Y los datos nos dejan unas estadísticas positivas, porque siguen poniendo el acento en que la solidaridad crece. Así, las donaciones de órganos en los hospitales onubenses han posibilitado en 2015 un 22% más de trasplantes. Unas lecciones de generosidad que han beneficiado a 33 personas que se encontraban a la espera de un trasplante, y que ponen una vez más también de manifiesto la solidaridad de los donantes y de sus familias, como ya ha quedado indicado. Pero, además, la realización con éxito de estos trasplantes (incluidos tres de riñón de donantes vivos, un paso más en la solidaridad y la generosidad que con nada puede pagarse) también supone una buena prueba del esfuerzo y de la alta capacitación de los profesionales de la sanidad que participan de manera coordinada en el proceso de la donación llevando a buen término cada trasplante. Pero además, los coordinadores de estas operaciones también han señalado a los agentes sociales implicados en el proceso de donación de órganos, que no son pocos: asociaciones de enfermos, medios de comunicación, magistrados, forenses, profesionales sanitarios y no sanitarios, de aeropuertos, policía o guardia civil, entre otros. Y así, entre todos, tejemos una sociedad mejor.
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