El hecho de que ahora se priorice la mano de obra local para las tareas en la campaña de la fresa no debe hacernos olvidar que el campo onubense es en gran medida el motor de la economía provincial que es actualmente gracias a largos años de presencia de mano de obra extranjera. Se nos ha olvidado muy pronto que el boom de la construcción hizo que durante bastantes campañas no se encontrara mano de obra nacional apenas, y en esos momentos duros para el sector de la agricultura, fue la presencia, siempre regulada a través de la contratación en origen, de mano de obra de otros lugares (subsaharianos, magrebíes y ciudadanos y ciudadanas del este), la que aseguró la recolección de los frutos rojos. Hay que recordarlo, porque para esta campaña la Comisión Provincial de Seguimiento del Convenio para la Ordenación, Coordinación e Integración Sociolaboral de los Flujos Migratorios cual ha fijado el cupo de reserva para la próxima fase de recolección en solo 2.000 trabajadores procedentes de terceros países, una cifra similar al de la campaña pasada, que no debe hacernos perder la perspectiva de lo que el trabajo migrante ha supuesto en la fresa. Y desde luego, debe hacernos reflexionar por un lado, sobre el papel de la mano de obra nacional, y sobre si los vaivenes vividos no han sido una advertencia de qué no hay que dejar de lado ni menospreciar ningún tipo de trabajo, pero también, no hacernos olvidar las muchas necesidades que se dan en terceros países que se ven obligados a exportar su fuerza de trabajo.
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