El pulso entre el Gobierno Catalán y el Estado español con la reivindicación o negación según corresponda, de una posible independencia, nos está dejando situaciones que seguramente, cuando se analicen con perspectiva, nos puedan parecer irrelevantes, casi absurdas, pero que actualmente hacen dudar que ninguna de las partes esté haciendo las cosas con toda la corrección que estas merecen. A la presunta consulta vivida hace una semana, que parece que dejó satisfecha tanto a los partidos de corte nacionalista que lo proponían, que se conforman pese a que no ha sido un referéndum, como al Gobierno del Partido Popular, que se apunta ganador porque no ha sido tal, pero que ha tenido que ver cómo si se celebraba una consulta, sigue ahora el desencuentro entre los fiscales catalanes y el Fiscal General del Estado. Si son más independientes aquellos en su decisión de que no hay indicios de delito por los que juzgar al president de la Generalitat, Artur Mas, o lo es Torres Dulce en su afán de enmendarles la plana y mantener que hay que abrir diligencias, es algo que seguramente no sabrán aclarar ni expertos jurídicos, lo que ocurre, es que al final, se está transmitiendo a la sociedad la sensación de que el Fiscal General puede estar actuando al dictado del Gobierno, pecando de una dependencia impropia, y de que los fiscales catalanes están con el independentismo. Mas que Ministerio Fiscal parece cosa de ‘misterio’ fiscal.
Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es
