El Recreativo sigue lidiando por solventar la deuda que arrastra y aplaza y que parece que nunca se termina. Lo cierto, es que el hecho de que Hacienda se haya puesto seria con los clubes de fútbol, no debería ser mal visto, porque no se hace sino lo que con el ciudadano de a pie, que tiene unas obligaciones fiscales, que debe cumplir puntualmente, y que cuenta con la posibilidad de aplazarla, con sus respectivos intereses, cuando no puede hacer frente de golpe a todo, pero que, si se incumplen los plazos, el requerimiento no se hace esperar y sin las ventajas concedidas. Si atendemos a las declaraciones de los máximos dirigentes del Decano, la voluntad de seguir abonando la histórica deuda que cifra el club en la actualidad en unos siete millones de euros, pese a las advertencias de la Hacienda Pública de los incumplimientos detectados, hay que confiar en su palabra, y esperar que las aguas vuelvan cuanto antes a su cauce, porque ni para la institución, ni para su buen funcionamiento, ni tampoco para que los jugadores y técnicos caigan en una inquietud que nadie desea, es deseable que se hable más de las circunstancias económicas que de lo que se logra en el campo, y este año, precisamente, se ha empezado bien y todos queremos que se dé el esperado y ansiado salto de categoría. Sin persecuciones, pero sin victimismo ni amenazas. Así se deben aclarar las cosas.
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