Con la imagen del Cristo de la Buena Muerte presidiendo el solemne recorrido, con la plaza de Las Monjas casi a oscuras, con la presencia de numerosos devotos y cofrades, se vivió en la noche de ayer el solemne Via Crucis oficial del Consejo de Hermandades y Cofradías de la capital onubense, uno de los momentos cumbres en la Cuaresma católica, una antesala imponente de la Semana Santa.
Desde la Iglesia de las Agustinas, y cumpliendo el horario previsto, el Via Crucis (la rememoración procesional entre rezos y con el comentario de las diferentes escenas de la Pasión de Cristo del Pretorio al Calvario), el cortejo presidido por el Cristo de la Buena Muerte (la majestuosa talla del imaginero Joaquín Gómez del Castillo) recorrió toda la plaza de Las Monjas, acompañado en todo momento por numeroso público, haciendo parada en los 14 altares que representan las 14 estaciones de penitencia, cada una de las cuales se fija en un paso o episodio de la Pasión del Señor.
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