Ha pasado ya un cuarto de siglo desde que Fernando García y su grupo (Rey de Copas) conocieran el éxito de la mano de un trabajo discográfico (Amores por bandera) que incluía una canción dedicada a Jerez (Frontera del ensueño). Fernando García compaginaba su pasión por la música con su trabajo como docente en el colegio Mundo Nuevo (La Salle), a cuyo claustro aún pertenece. De vez en cuando hacía un paréntesis en sus clases de Informática o Contabilidad y se marchaba a Madrid, a Londres o a donde hiciera falta. Y allí entremezclaba el rock o el blues con el flamenco junto al que había crecido en las Puertas del Sol. Eso, que ahora parece corriente, no lo hacía entonces casi nadie.
La vida da muchas vueltas y una de ellas terminó sacando a Fernando de la carretera que le debió haber llevado a un éxito mayor al que obtuvo. Pero Frontera del ensueño se quedó. Ni siquiera su autor lo sabía hasta que hace apenas un tiempo, inmerso en la batalla por volver a los escenarios, descubrió gracias a internet que de aquella canción en la aludía a Rafael de Paula se habían vendido millones de copias a sus espaldas. Que había traspasado fronteras y se había convertido en un clásico en medio mundo, prodigándose en todo tipo de versiones y formatos.
“No sabía nada de esto. Me dio por buscar en Google y encontré que se habían hecho versiones sólo para el territorio americano. Han utilizado mi nombre, mi voz y mi canción para hacer versiones que ni siquiera conocía, algunas instrumentales y creo que sólo una cantada por una chica de color”, explica. La compañía con la que grabó este trabajo (Warner) no responde, pero la red de redes es muy chivata. La canción de Fernando García aparece hasta en la sopa y la popularidad que alcanza llega a tal cota que en determinada ocasión se llega a editar un lp con catorce versiones diferentes del mismo tema. “¿Cuánta repercusión habrá tenido allí esa canción para que se incluyan catorce versiones en un mismo disco?”, se pregunta.
Huelga decir que el líder de Rey de Copas no ha rentabilizado económicamente este éxito y ahí es donde comienza a librar una batalla legal que espera vencer algún día. Mientras tanto se consuela con el hecho de poder seguir haciendo lo que siempre quiso: maridar el ritmo con el que creció con la música que descubrió conforme fue creciendo. “Este es otro blues que me ha tocado cantar, pero con algunos quejíos jondos, porque para algo soy de las Puertas del Sol”.
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