Gente, lugares y tradiciones

El mayor escritor de sonetos

Ribero Meneses lleva escritos 3.200 sonetos y 150 libros de Historia.

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Es autor de la mayor colección de sonetos jamás escrita. Jorge María Ribero Meneses, nacido en Valladolid en 1945 y residente en Cantabria, lleva escritos nada menos que tres mil doscientos sonetos. Eso supone más que la suma de los sonetos escritos en el mundo por todos los grandes poetas juntos. Y los suyos son de una calidad extraordinaria. Por tal hazaña y con todo merecimiento, Ribero Meneses debería figurar en el Guinnes de los Récords. Mas no paran aquí los méritos de nuestro singular personaje. Ribero Meneses, único en su polifacético género, es todo un descubrimiento. He aquí una breve reseña de sus actividades, aparte de la muy honorable de escritor de sonetos:
Ex profesor de la Universidad de Bruselas, es autor de ciento cincuenta libros. Es el filólogo y prehistoriador más leído en el mundo a través de Internet, en lengua castellana. Fue asimismo Promotor del Ministerio de Cultura en 1977 y más tarde Asesor de su primer titular, don Pío Cabanillas Gallas. En 1973 creó la Primera Asociación Nacional de Defensa del Patrimonio Histórico y Artístico. Igualmente creó, entre 1978 y 1980, las tres primeras orquestas juveniles españolas. Es el fundador y presidente honorario de la entidad ‘Fundación de Occidente’, como también lo es del futuro Museo Cantábrico del Origen de la Humanidad, que proyecta donar al Estado.
En Octubre del 2002 impugnó ante la Unesco y el Consejo de Europa el ‘Camino de la Lengua Castellana’, que aspiraba a ser declarado Patrimonio de la Humanidad. El profesor demostraba que la Lengua Castellana no había nacido en el siglo XI en el Monasterio Riojano de San Millán de la Cogolla, sino que es incluso anterior a la invasión de la Península Ibérica por las legiones romanas. Ambos organismos internacionales aceptaron las pruebas aportadas por Ribero Meneses.  En este sentido es de observar que ya los intelectuales de Roma se sorprendían al constatar, en el año 218 antes de nuestra era, que la lengua que se hablaba en la Península fuera tan parecida a la romana.
Nuestro insigne hombre, que en sonetos supera a Quevedo, a Góngora y a todos los poetas del Siglo de Oro y de los siglos anteriores y posteriores, ha escrito también miles de artículos en revistas y periódicos y ha dado numerosas conferencias a lo largo y ancho del territorio nacional, probando, gracias a la etimología de los nombres de lugar y a otros muchos detalles que los ortodoxos de la Historia pasan por alto, que la Humanidad se originó en el Norte de España, concretamente en la antigua Cantabria, que era una región mucho más extensa que la actual y donde existe el mayor número de cuevas ‘prehistóricas’ del orbe. De ello tiene publicados varios libros con evidentes pruebas. 
Ribero Meneses ha demostrado también que el idioma castellano no procede del latín, sino que, al contrario, es la lengua latina y las romances las que proceden del castellano. Así, por ejemplo, el catalán, procede del castellano y la propia palabra ‘catalán’ derivaría de ‘castellano, castellán, castallán, catallán, catalán…’. Ha aclarado que el pueblo jamás habló latín en España, ya que era una lengua para uso exclusivo de los intelectuales del Imperio de Roma. No se descarta que el latín que hoy conocemos haya sido reconstituído por la Iglesia hacia el siglo XV y que incluso los clásicos latinos pudieron haberse escrito en ese tiempo, haciéndolos pasar por mucho más antiguos. En esta línea estaría la Vulgata de Jerónimo, que vio distintas revisiones a lo largo de los siglos hasta que llegó la invención de la Imprenta, precisamente en ese siglo. 
Que el castellano es anterior a nuestra era lo corrobora el señor Ribero Meneses merced a una placa de bronce descubierta en Bembibre (León), en la que el emperador Augusto da las gracias, en el año 15 antes de nuestra era, a los ‘castellanos’. La palabra ‘castellanos’ aparece escrita tal cual en la placa. Ello significa que el idioma castellano llevaría siglos activo antes de que Roma invadiera la Península. Por cierto, los romanos no hicieron más que venir a conocer la patria madre de sus antepasados y de paso quedarse en ella e imponer su propia cultura, heredada de la vieja Iberia. Estos romanos habrían destruido la antiquísima cultura madre de Cantabria, así como muchas de las urbes cántabras. 
Populares y altamente instructivos son los ‘introitos’ de Ribero Meneses en las páginas de Internet. Siempre guardan sorpresas para el lector, que descubre todo un mundo que se le tenía ocultado. Son lectura y relectura obligada; y ello, cotidianamente.  La Historia tal como la conocemos puede cambiar el día menos pensado gracias a las numerosas aportaciones de este genuino investigador que está sacando a la luz la realidad de los acontecimientos del pasado, a pesar de las inconmensurables críticas que injustamente recibe a diario.  
Basado en antiguos documentos y testimonios, Ribero Meneses puede probar, por ejemplo, que la Giralda de Sevilla era un faro cuando las aguas marinas alcanzaban la ciudad hispalense. Puede probar que el interior de la Giralda no tenía escaleras, sino una rampa por la que subían las caballerías cargadas de leña hasta la cúspide. Eso significa que la Giralda no es una construcción de los árabes, sino que éstos solamente la habrían adaptado y embellecido para utilizarla como excelso minarete.  
Igualmente defiende Ribero Meneses el origen ibérico de los faraones de Egipto, especialmente de Amenofis IV, que reformó profundamente la religión egipcia imponiendo el culto al Sol de Poniente: Asterión, Astrón o Athón, que adoraban los pueblos ibéricos. Tan sorprendentes y revolucionarios son los descubrimientos de Ribero Meneses, que don Jose María de Areilza -marqués de Santa Rosa del Rio y Ministro de Asuntos Exteriores en el primer gobierno del rey Juan Carlos I- dijo de él, según recoge el diario El País de 18 de Diciembre de 1988: ‘Para aquellos que quieran recobrar la memoria sobre el remoto pasado de España, les recomiendo leer a Jorge María Ribero’.
En 2012 vio la luz buena parte de la Obra Poética de Ribero Meneses, reunida en trece libros bajo el título de ‘Dos mil sonetos en defensa del mar, del amor y del candor de la mujer’. He aquí una muestra de su delicadeza poética, el soneto con el que ponemos broche de oro a esta crónica: ‘Amar es sobre todo compartir / y confiarlo todo a quien se ama, / no reteniendo de uno para sí / ni una sola partícula del alma. / Esencia, cuerpo, alma, todo, sí, / le ofreceré yo al ser que mi alma inflama, / que el deleite de amar no es recibir, / sino anidar en una misma rama. / Degustar, callada y quedamente, / del aire la fluida melodía, / cómo la flor se abre eternamente, / cómo alumbra y cómo muere el día / o cómo se destilan dulcemente / las gotas de una tierna poesía’.

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