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Picasso en Torremolinos (2)

Inagotable creador y trabajador, Picasso dedicó 83 años de su vida a la pintura

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Era tan pobre Picasso en el París de aquella época, que su amigo el poeta Max Jacob tuvo que acogerle durante un tiempo en su pequeño apartamento, el cual tan solo disponía de una cama, por lo que Picasso se obligaba a dormir en ella de día, mientras Max trabajaba. Y en tanto que su amigo descansaba por la noche, Picasso se ocupaba en dibujar, ya que ni dinero tenía para comprar lienzos. 


En 1903, de nuevo en Barcelona, pinta “La Vida”, posiblemente el trabajo más importante de su “época azul”. La miseria que Picasso ve en la ciudad condal de aquellos años, con tantos niños abandonados por las calles y tantos pobres mendigando un trozo de pan, le inspira obras como “Las dos hermanas”, “Pobres a orillas del mar”, “El viejo guitarrista ciego”, “El asceta” y “La celestina Carlota Valdivia”. A finales de 1903 decide Picasso establecerse definitivamente en París, en la firme creencia de que la estancia y el trabajo artístico en la ciudad del Sena le catapultarán al éxito. Allí se instaló en principio en el estudio del escultor español Pablo Gargallo.


En 1904, una dama con la que se relacionó, Madeleine, le inspiró varios dibujos y pinturas, entre los que figuran “La mujer del acróbata” y “Familia de Arlequín”. En agosto, con 21 años, conoce a su primera compañera sentimental, Fernande Olivier, de la misma edad, que posaba para varios artistas y era conocida en la colonia española de Bateau-Lavoir como “la belle Fernande”. Con ella, inspiradora de muchos de sus cuadros, conviviría durante ocho años.


Poco antes de la primavera de 1905, expuso en la Galería Sérurier los primeros trabajos de lo que se conocería como su “época rosa”. La crítica conceptuó los nuevos lienzos de Picasso como una “transformación luminosa” de su talento. En tonos apastelados y cálidos, refleja Picasso en esta época las corridas de toros, los saltimbanquis, los gitanos, los payasos y los cabarets. Las largas caras de los protagonistas recuerdan la influencia que El Greco tuvo en el pintor malagueño.
Picasso comenzó a hacer fortuna cuando los hermanos millonarios Gertrude y Leo Stein se dedicaron a reunir en París una gran colección de arte. Entre los cuadros adquiridos estaba el pintado por Picasso, “Familia de acróbatas con mono”. Deseosos de conocer al autor de aquella genialidad, el marchante Clovis Sagot presentó a los Stein a Picasso, que le compraron obras por 900 francos. Asimismo le encargaron un retrato familiar, que Picasso pintó en varias sesiones. Es el famoso “Retrato de Gertrude Stein”.


En marzo de 1906 visita Picasso el Museo del Louvre, donde se exponen varias de las esculturas ibéricas encontradas en el Cerro de los Santos y en Osuna. También figura en la exposición la Dama de Elche, presumiblemente hallada durante unos trabajos a campo abierto a finales del siglo XIX, en la finca alicantina del doctor Campello, quien se apresuró a venderla al célebre museo parisino, aunque a mediados del siglo XX regresó a España, canjeada por lienzos de grandes pintores que interesaban a los franceses. La memorable exposición en París de las esculturas españolas despertó la admiración de Picasso y se inspiró en ellas para su obra posterior. Fue a raiz de su visita al museo (previamente se había dejado impresionar por el estilo de otros pintores) que Picasso terminó de romper con su estilo realista, dando comienzo entre ese año de 1906 y el siguiente a su controvertido estilo “cubista” con “Las señoritas de Avignón”, obra que al principio no fue del agrado de la crítica. 


Desde París, Picasso realiza diversos viajes a Italia durante la Primera Guerra Mundial. Estudia las obras de la Roma antigua y del Renacimiento y contacta con diversos ballets rusos. En uno de ellos conoció a la bailarina Olga Kokhlova, con quien contrajo matrimonio en 1918, naciendo su hijo Pablo tres años después. En 1919 viaja a Londres para pintar los decorados del ballet “El Tricornio”, de cuya música es autor el maestro Manuel de Falla. En 1922 pinta “Dos mujeres corriendo por la playa”, obra también conocida como “La carrera”. Una gran escultura en bronce de este lienzo realza el Paseo Marítimo de Torremolinos.


En 1935 se separa el pintor de su esposa Olga y se une sentimentalmente a la señorita Marie Therese Walter, una de sus modelos, con quien tuvo a su hija Maya. Al año siguiente, ya en España, es nombrado director del Museo del Prado; pero el estallido de la Guerra Civil hizo que partiera en agosto para Mougins. En 1937 comenzó a pintar “El Guernica”, impresionado por el horror del bombardeo de la ciudad vasca por los nazis, que con saña experimentaban en suelo español, con vistas a su ambicioso dominio de Europa. “El Guernica” fue mostrado en el Pabellón de España, con motivo de la celebración de la Exposición Internacional.


Durante todos estos años, así como durante los de la Segunda Guerra Mundial, Picasso no deja de pintar. En 1943 conoce a Francoise Gilot, de quien nacería su hijo Claude en 1947. En 1949, el mismo año en que nació su hija Paloma, se adhiere Picasso al Consejo Mundial de la Paz y traza su universal “Paloma”, que es elegida en Aragón como mascota para el Cartel del Congreso de la Paz. En 1955 recibiría el Premio Internacional de la Paz. Ese año se instaló en Cannes con Jacqueline Roque, con quien se casaría en 1961.


Hasta el mismo día de su muerte, el 8 de abril de 1973, acaecida en Mougins (Francia), Picasso no abandonó los pinceles. Sus numerosas obras han recorrido el mundo entero, siendo exhibidas en las salas más prestigiosas. Difícil es relacionar los lienzos más destacados del pintor, pues prácticamente todos lo son. Grosso modo, cabría citar “La primera Comunión”, “Mujer con mantilla”, “Las señoritas de Avignón”, “La Vida”, “Arlequín sentado”, “Los saltimbanquis”, “Retrato de Gertrude Stein”, “Maternidad”, “Las bañistas”, “Olga Kokhlova a la mantille”, “Dos mujeres corriendo por la playa”, “El Guernica”, “La Paloma de la Paz”, “Jacqueline assise”, “Le Matador”, “Baigneuse”, “Tete d’Arlequin”,  “Las Meninas” y los diversos “Autorretratos” que pintó a lo largo del tiempo. 


Doce Museos dedicados a Picasso albergan buena parte de las obras del gran pintor malagueño: son los museos picassianos de Málaga, Fundación Picasso-Museo Casa Natal, Barcelona, Buitrago, Gósol, Horta de Sant Joan, Lucerna, Münster, París, Vallauris, Antibes y Madrid.
Nada menos que 83 años (entre los 8 y los 91) consagró Picasso a la pintura. Justamente el doble de una vida laboral ya de por sí extensa. Este es el genio universal a quien Torremolinos contribuye a inmortalizar grabando su nombre y su recuerdo en el mismísimo corazón y mente del pueblo.    
 

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