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Picasso en Torremolinos (1)

Una figura de Pablo Ruiz Picasso, en bronce, de tamaño natural, ocupa en Torremolinos el centro de la plaza consagrada a su nombre

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Torremolinos le ha dedicado una céntrica y espaciosa plaza al genio universal de la pintura, el malagueño Pablo Ruiz Picasso. Una figura en bronce, de tamaño natural, ocupa el centro de plaza, a la altura del peatón. También lleva su nombre en Torremolinos el Centro Cultural que otrora fuera el Colegio de Huérfanos de Ferroviarios, en su día modelo de instituciones. Entre los cursos que imparte hoy el Centro Cultural está el de Pintura, que cuenta con un considerable número de alumnos y alumnas. Asimismo el Ayuntamiento convoca todos los años el Certamen de Pintura “Ciudad de Torremolinos”, de nutrida participación. Certamen y cursos de este bellísimo Arte, al igual que el propio Centro Cultural y la Plaza, constituyen en el municipio un silencioso pero significativo y perenne homenaje al gran pintor de Málaga, a cuya obra se le han consagrado nada menos que doce museos en España.


Además de la Pintura, Picasso, que era autodidacta, dominó las artes del Dibujo y la Escultura. Con todo, fue la Pintura su gran pasión. Siempre buscó nuevas formas de expresar el arte, particularmente desde que se inspirara en la pintura de Cézanne, precursor del cubismo, cuya modalidad desarrolló ampliamente Picasso a partir de su obra “Las señoritas de Avignon”, en 1906, que en su primitiva composición tenía un marinero en el centro. El cuadro fue mal recibido por los conocidos de Picasso, así como por la crítica y el público en general, que no se explicaban cómo podía plasmarse en tela algo a su juicio tan grotesco. El propio Matisse opinó que la pintura “era un insulto, un intento de ridiculizar el movimiento moderno”. A pesar de los contratiempos, Picasso continuó con  la nueva técnica y al cabo de unos meses vio recompensada su labor, ya que algunos críticos influyentes vieron en aquella precisa obra de “Las señoritas de Avignon” el inicio de una gloriosa nueva era de la pintura moderna.


El término “cubismo” para el original estilo pictórico de Picasso fue empleado por vez primera en 1908 en una exposición de paisajes de la Galería Kahnweiler, donde también exponía Georges Braque, creador del movimiento cubista junto con Picasso y Juan Gris. Aunque el pintor malagueño retuvo la obra en su poder, muchos años después, en 1937, el mismo año en que pintó su famoso Guernica, la cedió para ser exhibida en el Petit Palais, adquiriéndola seguidamente el Museo de Arte Moderno de Nueva York.


Pero nos hemos adelantado en el tiempo. Precisamos repasar antes, siquiera someramente, algunos datos biográficos del inmortal genio que llevó el nombre de Málaga hasta los confines del orbe. Aunque lo conocemos simplemente como Pablo, su nombre real bien podía competir con el que se imponía a nobles y reyes al tiempo de su bautismo. Este es su auténtico y compuesto nombre: Pablo Diego José Francisco de Paula Juan Nepomuceno María de los Remedios Cipriano de la Santísima Trinidad Mártir Patricio Clito. Los apellidos son más sencillos: Ruiz y Picasso.
Nació en Málaga, en la Plaza de la Merced, el 25 de octubre de 1881. Hijo de José Ruiz Blasco y María Picasso López, sus dos hermanas, nacidas en 1884 y 1887, respectivamente, se llamaban Dolores y Concepción. Su padre fue profesor de dibujo en la escuela malagueña de San Telmo. Su primera pintura al óleo, “El pequeño picador”, la realizó Pablo a la edad de ocho años, en 1889, bajo la guía de su padre, después de haber presenciado una corrida de toros.


En 1891 el padre de Pablo fue nombrado profesor en el Instituto de La Coruña, por lo que la familia se mudó a aquella ciudad. Aquí, hasta la edad de 14 años, se haría el pequeño Pablo un verdadero experto en el dibujo. En 1895 obtuvo su padre una cátedra en la Escuela de Artes y oficios de Barcelona conocida como La Lonja, marchando a vivir la familia a la ciudad condal. En esta Escuela cursó Pablo estudios durante dos años, iniciándose en la Pintura. En el invierno de 1895 pintó su primer lienzo de gran tamaño, “La Primera Comunión”.


Con tan solo 16 años, Picasso presentó su óleo “Ciencia y Caridad” en la Exposición General de Bellas Artes de Madrid. En esta ciudad inició estudios en la Academia de San Fernando, mas enseguida los abandonó por considerar que la enseñanza académica le comunicaba muy poco. No obstante, aprovechó su estancia en Madrid para conocer a fondo la obra de El Greco, realizando frecuentes visitas al Museo del Prado.


En principio firmaba el pintor sus obras como “Pablo Ruiz Picasso”; pero después de 1898 abrevió a “Pablo R. Picasso”. En 1899 volvió a Barcelona y, en 1901, año en que fundó la revista “Arte Joven”, de corta existencia, comenzó a firmar sus trabajos simplemente como “Picasso”, su apellido materno, debido a que sus amigos catalanes lo llamaban precisamente así. Tanto durante su estancia en Madrid como en Barcelona, Picasso aprovechaba cualquier oportunidad para visitar su Málaga natal.


En Torremolinos, además de la Plaza y el Centro Cultural que llevan el nombre de Pablo Ruiz Picasso, se le rinde homenaje al gran pintor malagueño por medio de la reproducción en bronce de uno de sus más famosos lienzos: “Dos mujeres corriendo por la playa”, que pintó en París en 1922. La colosal y elocuente escultura torremolinense, obra de Salvador García, se yergue en el Paseo Marítimo de Playamar y es, a nivel nacional e internacional, un genuino emblema de nuestras playas. Raro es el turista que deja pasar la tentadora ocasión de fotografiarse junto al monumento.
En 1899 realizó Picasso su primera exposición individual en la cervecería barcelonesa Els Cuatre Gats, lugar habitual de reunión de poetas y pintores modernistas, donde entabló amistad, entre otros, con Carlos Casagemas, con quien viajó a París en 1900 para asistir a la Exposición Universal. Allí se instaló en el estudio del artista catalán Isidro Novell, que influyó considerablemente en el estilo de Picasso. En París el poeta y crítico de arte Max Jacob le presentó al marchante Pere Mañach, quien, impresionado por la masiva producción artística del joven (Picasso contaba tan solo 18 años), le asignó, por la obra de todo un año, una soldada de 150 francos mensuales.     


Torremolinos fue residencia definitiva de Manuel Blasco, primo segundo de Picasso, que además, del arte de la Pintura, cultivaba el de la Literatura. En su Villa La Milagrosa, en Torremolinos, solía reunirse periódicamente en tertulia una significativa representación de la flor y nata de las artes y las letras malagueñas. Torremolinos está impregnado de la esencia de nuestro inmortal Picasso.
 

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