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La Alcazaba de Málaga

Completada por Abderramán I entre los años 756 a 788, La Alcazaba fue ampliada con los siglos

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  • Alcazaba de Málaga

En pleno corazón de la ciudad de Málaga, sobre el monte Gibralfaro, de 130 metros de altitud, se levanta La Alcazaba, que en árabe significa ‘ciudadela’. Fue construida sobre ruinas fenicias, de las que no se descarta que albergaran un templo dedicado al dios Melkart. Se cree que la primera edificación de los árabes fue completada por Abderramán I entre los años 756 a 788. Posteriormente, al pasar al Reino de Granada hacia 1065, La Alcazaba fue engrandecida y embellecida.


Es una de las obras musulmanas más importante de las que se conservan en España y actualmente cuenta con unos 15.000 metros cuadrados, aunque su extensión original pudo haber sido del doble, según los planos que se conservan. Se la considera una fortificación militar, siendo al mismo tiempo residencia de la nobleza y de los gobernadores. Se dice que muchos de sus materiales, como columnas y capiteles, los habrían tomado los árabes del teatro romano abierto al pie del monte, aunque el hecho no está probado. En 1279 el recinto pasó a manos del reino nazarita.


Cuando los Reyes Católicos iniciaron la conquista de Málaga y sitiaron La Alcazaba, ésta se defendió con once mil hombres que finalmente, al mando de Ali Dorbux, se rindieron. Días después lo haría la guarnición del castillo de Gibralfaro. En 1625 el rey Felipe IV, durante su visita a Málaga, se alojó en la residencia principal de La Alcazaba, que aún se conservaba en buen estado. El terremoto de 1680 y el bombardeo de los franceses en 1693, durante la Guerra de los Nueve Años, serían decisivos para el deterioro de la ciudadela. En 1794 funcionó como presidio de franceses, durante la Guerra del Rosellón. La Alcazaba estuvo abandonada y semiderruida hasta principios del siglo XX, en que se comenzó a reestructurarla lo más fidedignamente posible. En 1930 el conjunto fue declarado Monumento Histórico Artístico. A los pies se abría el desaparecido barrio de La Coracha.  


En la parte inferior del monte Gibralfaro, otrora bañado por el mar, se elevaban la muralla y los torreones defensivos de la ciudad, de estructura poco menos que ciclópea. Esta primera defensa marítima contribuía sobremanera a resguardar La Alcazaba, además de la ciudad, de ataques enemigos. Para una mejor comprensión y admiración de este sensacional Monumento Histórico se recomienda visitarlo in situ. La instructiva gira no habrá sido en vano y La Alcazaba quedará para siempre en la memoria del visitante.
 

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