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Los castillos de España

La Asociación Española de Amigos de los Castillos dice que en España hay más de 10.250 castillos inventariados, aunque se calculan muchos más

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Que me hayan criticado el artículo sobre la Giralda -en realidad debería escribirse Jiralda-, no es de extrañar. Para quien por vez primera lo lee resulta demasiado polémico, aunque hay eruditos de la Historia que saben que la célebre torre de la Giralda es mucho más antigua y ejercía de faro cuando el mar llegaba hasta Sevilla, mucho antes de la invasión árabe. Esto de que el mar llegara hasta Sevilla es una herejía histórica para muchos, como herejía les parece lo de que la Giralda tuviera una rampa interior por la que subían las caballerías cargadas de leña para encender una hoguera en la cúspide, ya que el edificio era realmente un faro.   


Lo que me cuesta concebir es que haya lectores que me señalen que no son ciertos los datos de los dos artículos posteriores sobre el imperio neobabilónico, cuando en esta ocasión no me he desviado un ápice de lo que cuentan los historiadores, los arqueólogos y los astrónomos. Al parecer lo expuesto en el artículo sobre el imperio neobabilónico derriba de alguna manera ciertas enseñanzas de los adventistas de finales del siglo XIX, doctrinas que aún perviven diseminadas en otros cleros. Las críticas continuarán, no cabe duda, con el presente artículo que expongo de manera periodística, sin inclinar la balanza a un lado o a otro. Lo que se enseña tradicionalmente suele ser lo que el estudiante admite, sea cierto o no. Lo que no se aprendió de niño no suele ser aceptado como cierto o se acepta con grandes reservas. Y, como me dijo en una ocasión un famoso historiador, ‘todo lo que está escrito en la Historia es cierto, aunque sea falso, y todo lo que no está escrito en la Historia es falso, aunque sea cierto’.


Vayamos ahora al tema de los castillos de España, que es la tercera nación del mundo que cuenta con mayor cantidad de ellos, según los expertos. La Asociación Española de Amigos de los Castillos dice que en España hay más de 10.250 castillos inventariados, aunque se calculan muchos más. Entran en la categoría de castillos las torres y las murallas, es decir, todas las antiguas fortalezas o partes de ellas.


Muchos historiadores argumentan que la tierra de Castilla debe su nombre a los castillos en ella levantados y que incluso la palabra Castilla significa ‘tierra de castillos o de castros’. Otros historiadores cuentan la historia de distinta manera. Dicen que se conoce como castillos a las fortalezas erigidas en Castilla y que es evidente que en otros lugares no se llamaban castillos; pero, dado que a Castilla se le consideraba el reino más fuerte de la Península, todas las fortalezas de la misma terminaron por ser conocidas como castillos.


El nombre de Castilla se recoge por vez primera en un documento de Septiembre del año 800, documento que se conservaba en el desaparecido monasterio de Taranco de Mena, en el valle de Mena (Burgos). El documento menciona que ‘Bardulia… ahora es llamada Castilla’. Lo de ‘Bardulia’ obedece a que fueron los várdulos (bárdulos), probablemente descendientes de cántabros y vascos, los que conquistaron las tierras de la meseta y de más arriba de ella. No se descarta que estos várdulos fueran castellanos de la ciudad de Castella, que se la supone ubicada junto al nacimiento del Ebro, en Cantabria. Se cree que el idioma castellano vino a la existencia más o menos en el siglo X, según los lingüistas deducen de las glosas emilianenses. Sin embargo en una placa de bronce descubierta a finales del siglo pasado en Bembibre (León) se puede leer tal cual la palabra ‘castellanos’, a quienes les da las gracias el emperador César Augusto por su colaboración, en el año 15 antes de nuestra era. Quiere decir que, si ya existían los castellanos en el siglo I antes de nuestra era, el idioma castellano tendría para entonces  siglos de antigüedad. No pocos lingüistas e historiadores se obligan actualmente a revisar la teoría de la fecha de nacimiento del idioma castellano.   


Mas volvamos a los castillos. Muchas personas creen que los castillos los levantaron los templarios. Los templarios construyeron portentosos castillos, naturalmente; pero solamente lo hicieron entre los años 1120 y 1314, es decir, en los poco más de 200 años que existieron como tales, pues en 1314 la Orden fue disuelta por el Papa Clemente V, a instancias del rey de Francia, Felipe IV el Hermoso, que debía exorbitantes sumas de dinero a los templarios y no podía pagarles. Los templarios, por supuesto, no se disolvieron del todo. Muchos emigraron a Portugal bajo el nombre de Caballeros de Cristo. Otros marcharon a Escocia.


Los castillos templarios más notorios son los de: Ponferrada, Peñíscola, Miravet, Montalbán, Jerez de los Caballeros y Monzón. Sin embargo ya existían innumerables castillos antes del tiempo de los templarios y también se construyeron otros muchos después. La edificación de los castillos obedeció principalmente a las guerras libradas contra los árabes, pero también a las luchas fratricidas entre señores de la nobleza y del reino. Los castillos servían, al tiempo que de bastiones defensivos, como residencias de reyes, nobles y señores feudales. Oficialmente el mayor número de castillos y fortificaciones lo tiene la provincia de Jaén. Le siguen las provincias de Guadalajara, Cuenca, Cádiz, Almería, Soria, Zaragoza y Barcelona.    


Los castillos se convirtieron más en mansiones de lujo que en fortificaciones militares a partir del siglo XIV. La parte más importante y defendida la constituía la torre del homenaje, llamada así por la distinción que el señor le rendía a un vasallo al concederle un feudo. De gran altura y generalmente aislada del resto de las construcciones, en ella vivía el señor del castillo y allí se encontraban las estancias principales e incluso los almacenes de víveres. Hasta que el enemigo no conquistaba esta torre no  podía decir que había tomado el castillo.   


Los castillos, erigidos la mayoría de ellos en sitios elevados, disponían de un patio de armas, a cuyo alrededor vivían los defensores del recinto. Las murallas se remataban con almenas, de las que principalmente hay dos clases: las almenas güelfas o cuadradas, que son las típicas, y las almenas gibelinas, en forma de cola de golondrina. Por lo general los castillos construidos en España son más pequeños y menos lujosos que los europeos. Muchos de estos últimos, con gran número de ventanas y extensos jardines, se catalogan como auténticos palacios por su gran suntuosidad. Con todo, España es el país con más castillos de toda Europa.
 

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