Gente, lugares y tradiciones

La Giralda fue un faro

La diosa Cibeles, primitivamente Zabelles, fue la que en realidad dio nombre a Sevilla

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Los datos para la presente crónica son fruto exclusivo de las investigaciones del profesor vallisoletano Jorge María Ribero-Meneses Lázaro, residente en Cantabria desde hace décadas y autor de varios libros cuyos temas versan, entre otros, sobre el origen verdadero de la humanidad y las ciudades y naciones del orbe. Vaya a él todo el mérito por estas líneas que tratan de expresarse con la máxima fidelidad y que resumen parte de su inapreciable, oportuno y extenso trabajo que tarde o temprano, en alas de la veracidad, tendrá que trastocar los libros de Historia para que se adapten a una realidad que nos ha sido ocultada desde la noche de los tiempos.


Basado en antiguos documentos y en la auténtica etimología de ciertos topónimos, el profesor Ribero-Meneses descubrió no hace mucho tiempo que la Giralda de Sevilla fue en la antigüedad un faro. Para mayor corrección, el nombre Giralda debería escribirse como ‘Jiralda’, con J, que sería lo apropiado, ya que deriva de ‘jiro’, que en la lengua vasca, la cual en opinión de Ribero-Meneses es de las más antiguas del mundo, significa ‘calor’. Ello nos da idea del cometido real de la Giralda en el remoto pasado: en su cúspide se encendían fuegos para guiar a las embarcaciones.


No debemos olvidar que el mar llegaba hasta la primitiva Sevilla, justamente donde desembocaba el Guadalquivir. Con el tiempo, al retirarse el mar, quedó en el lugar un inmenso lago que fue paulatinamente disecándose y cuyos restos forman hoy las marismas del Guadalquivir. Así, pues, la Giralda era el faro de Sevilla y a su cima se accedía mediante una rampa por la que subían las caballerías cargadas de leña. En la antigüedad se alcanzaban las cúspides de los faros mediante rampas accesibles a las bestias de carga que transportaban los materiales para la ignición. Tiempo después de dejar de ser faro la torre de la Giralda, su rampa fue convertida en escaleras. Su antigüedad se estima, como mínimo, de la época romana, aunque probablemente date del tiempo de los iberos, unos 2.500 años atrás.


La Giralda, por tanto, no es una construcción árabe como muestran los actuales libros de Historia.  No era un minarete construido para llamar a la oración. Que los árabes la adaptaron al uso -aunque es demasiado alta para el caso- y que incluso la embellecieran a su estilo y la tomasen como modelo de futuras construcciones, ya es otra cuestión. Muchos edificios en diversas partes del mundo están inspirados en la Giralda. El profesor Emilio Carrillo, director del Círculo Mercantil Sierpes, señaló a Ribero-Meneses que hay pruebas arqueológicas de que la Giralda ya existía mucho antes de la invasión musulmana. Expuso también que se conservan documentos que indican que la primitiva Giralda la utilizó como observatorio astronómico un personaje de la Alta Edad Media llamado Gueber, raíz nominal que curiosamente coincide con la del río Kebir o Guada-al-Kebir.
La construcción de la torre-faro sevillana que hoy se conoce como la Giralda se atribuye al propio Hércules, al que también se le imputa la construcción de la torre-faro de Coruña. Por esa razón constructora se reconoce a Hércules como fundador de la ciudad de Sevilla. La popular escultura del Giraldillo que remata la Giralda, de tres  metros y medio de altura y más de una tonelada de peso, si bien fue entronizada eclesiásticamente con el nombre de Fe, es en realidad una representación esotérica de la diosa Minerva en calidad de mensajera divina. A este respecto, a la ciudad de Sevilla se le denomina en lenguaje caló ‘Dabari’, que significa ‘diosa’. El caló, conservado entre los gitanos, está considerado, al igual que el idioma vasco, como uno de los lenguajes más veteranos de la Tierra, a pesar de la oposición que muestran los académicos. Buena parte de las lenguas mundiales, incluído el castellano, tienen vocablos de raíz caló.


Volviendo al tema de que Sevilla lindaba con el mar en la antigüedad, cuando éste se fue retirando dejó en su lugar un lago que recibió el nombre de Laguna Astrijia o Estrijia, en honor a la diosa Estrijana o Trijana, a la que la Mitología denomina Trije. Sobre este lago se erguía un islote que con el tiempo, al secarse el lago en esa parte, se convirtió en el barrio sevillano de Triana, nombre que por contracción proviene del de aquella laguna dedicada a la antigua diosa (Astrijia, Estrijia, Estrijana, Trijana, Triana).


A la diosa Trije o Trijana se la representaba coronada con una torre. A esta diosa también se la conocía como Cibeles, primitivamente Zabelles, que fue la que en realidad dio nombre a Sevilla. El nombre de Zabelles derivó con el tiempo en Sabella, Sabilla y Sebilla. En diversos grabados antiguos de Sevilla aparece precisamente la diosa Cibeles, Zabelles o Sebilla.


En Sevilla se construyó posteriormente otra torre denominada del Oro, que aún subsiste. El objetivo oculto de la misma no era otro que dotar a la ciudad de una monumental altura para que Sevilla se postulase como emplazamiento de las Columnas de Hércules, que así pretendió conocerse a ambas torres sevillanas. El propio escudo de Andalucía, al igual que el de España, ostenta las Columnas de Hércules, las cuales se repiten en diferentes lugares de Sevilla, como la Alameda de Hércules y la fachada del Ayuntamiento. Igualmente la Torre del Oro está representada, entre otros, en el escudo de Santander. La mismísima letra H, hispánica, es en realidad una estilización de las columnas de Hércules entrelazadas. En cuanto a la torre de la Giralda, vemos, como ya anticipamos, su representación e inspiración en muchas de las construcciones significativas por todo el mundo.


La Giralda, pues, no es realmente construcción árabe, aunque su estructura ornamental así lo aparente, sino que muchos siglos antes de la invasión musulmana, probablemente en la época ibérico-romana o antes, ya se erguía en su lugar como torre-faro, dado que Sevilla lindaba con el mar, el cual al retirarse dio origen a un lago que a su vez fue secándose. El nombre de la Giralda (Jiralda) deriva de ‘jiro’, que en la lengua vasca, que conserva las raíces de muchas de las palabras castellanas, significa ‘calor’. El nombre del barrio sevillano de Triana proviene de la diosa Trijana y, el de Sevilla, de la misma diosa en su denominación Cibeles, que, coronada su cabeza con una torre, procede del vocablo Zabelles, aunque por otro lado Zabelles dio paso a las acepciones lingüísticas de Sabella, Sabilla y Sebilla, hoy Sevilla. Por todo ello, nuestro reconocimiento al profesor Jorge María Ribero-Meneses Lázaro.
 

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