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¿Las fotos de Marte son de la Antártida?

Muchas personas ponen en duda que el robot Curiosity se esté moviendo por la superficie del planeta Marte y tomando fotos y pruebas del entorno

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La Antártida, el sexto continente del planeta Tierra, tiene una extensión de 14 millones de kilómetros cuadrados; es decir, 4 millones más que Europa. En el continente glacial operan numerosas bases militares y científicas de distintos países. Los libros de texto nos presentan a la Antártida cubierta de hielo en su totalidad el año entero; pero esto no parece ser exacto. Según algunos eruditos, en verano hay 280.000 kilómetros cuadrados libres de hielo en las zonas del interior. Según otros, las zonas más interiores de la Antártida, de gran extensión, jamás están cubiertas de hielo.

Aceptemos que solamente en verano tenga la Antártida 280.000 kilómetros cuadrados sin hielo en sus zonas interiores. Eso es más de la extensión de la mitad de España. Se trata, pues, de zonas inmensas. Y en estas zonas hay lugares, también de gran extensión, cuya orografía recuerda a la del planeta Marte, según testimonio de científicos. Tanto  recuerda la Antártida a Marte que hasta la propia NASA tiene bases allí.

¿Qué puede tener de interés la Antártida para la NASA, una organización eminentemente militar, que no civil como habitualmente se cree? ¿Será que las imágenes que nos transmiten del planeta Marte corresponden a la Antártida? Eso explicaría por qué en muchas de esas fotografías se aprecian lagos e incluso vegetación, si bien es cierto que numerosas zonas de interior de la Antártida pudieran estar completamente desiertas. Eso explicaría también por qué de trecho en trecho se descubren aparentes ruinas de edificios en las imágenes. Y explicaría de igual manera que se aprecien relieves de ruinas de poblaciones enterradas. Es patente que la Antártida disfrutó en otros milenios de un agradable clima y no se descarta que existieran civilizaciones en ella, como lo demuestran las ruinas de poblaciones en el subsuelo.

Sea lo que sea, el acceso a la Antártida está prohibido para el común de los mortales e incluso para muchos científicos, lo que significa que algunos secretos de relevancia se esconden en aquellas inhóspitas tierras. Curiosamente se han descubierto en la Antártida decenas de miles de meteoritos desperdigados por su superficie.
El suelo de Marte que vemos en las fotografías que muestra la NASA está precisamente cubierto de rocas hipotéticamente procedentes de meteoritos estrellados en la superficie. ¿Pudiera ser que el suelo que nos dicen que es de Marte fuera en realidad el del interior de la Antártida?  

La NASA afirma que ha enviado naves a Marte, naves que transportan sondas que se han posado en la superficie marciana y han enviado fotos y datos del planeta, en tanto que otras sondas lo fotografían desde lo alto, lo cual ha permitido confeccionar el mapa del planeta tal como se ve en Google Mars, aunque se detecta que hay zonas que han sido parcheadas a propósito para que no se vea lo que hay en ellas. ¿Son realmente fotos de Marte? ¿No se estará engañando a la opinión pública?

Mientras la NASA asegura que ha enviado ingenios al planeta vecino, hay científicos que demuestran que eso no puede ser posible. Según éstos, no se pueden enviar naves a Marte, la Luna o el espacio interplanetario por la sencilla razón de que tales naves tendrían que atravesar los dos peligrosos cinturones radiactivos de Van Allen que rodean la Tierra. La radiación de estos cinturones es tan elevada que desintegraría cualquier nave que los atravesara. Los dos únicos puntos libres de estos cinturones son los polos. Pero que se sepa, ninguna de las expediciones a la Luna o a Marte ha partido de cualquiera de los polos, particularmente del polo de la Antártida.  
Los artefactos que se ponen en órbita alrededor de la Tierra están aún lejos de alcanzar los cinturones de Van Allen. Por lo tanto, pueden orbitar sin peligro alguno de chamuscarse por las altas radiaciones que aquellos emiten. Los cinturones de Van Allen son zonas altamente radiactivas que rodean la Tierra. El primero de ellos, el interior, se halla a una altura de entre 1.000 y 5.000 Kilómetros. Y el segundo, el cinturón exterior, a una altura de entre 15.000 y 20.000 kilómetros. Estos cinturones fueron descubiertos por James Van Allen a raíz del lanzamiento del Explorer I en 1958.-


Los llamados satélites de órbita baja están por debajo de los 1.000 kilómetros de altitud, a fin de evitar las radiaciones del cinturón interior de Van Allen. Sin embargo, vemos publicaciones que afirman que se lanzan satélites de órbita alta a unos 35.000 kilómetros de altura. Muchos científicos se preguntan que cómo han conseguido colocarse estos artefactos en tales órbitas sin que hayan sido fatalmente afectados por las radiaciones de los dos cinturones, por lo que ponen en duda que existan los aludidos satélites de órbita alta, a no ser que se lancen desde los polos, de lo cual no hay constancia.  

La NASA ofrece a la opinión pública las fotografías de Marte (¿o son de la Antártida interior?) en un color rojizo apagado, con lo que resulta imposible apreciar los detalles. Ni que decir tiene que las cámaras que fotografían las hipotéticas superficies marcianas recogen las imágenes en su color real, color que después es filtrado en los laboratorios de la NASA. Una recomposición de los colores con el programa Photoshop devuelve a la imagen los colores originales.

Los colores de Marte, según las imágenes que se nos ofrecen y que la Nasa afirma que son de Marte, se parecen a los de la Tierra. ¿O realmente son imágenes de la Tierra? En primer lugar, se observa una atmósfera azulada, en la cual se producen vientos, como se ha observado por las tormentas de arena que periódicamente se dan. En segundo lugar, cuando la paleta de colores se restablece, se observan lagos y riachuelos azulados. También son visibles en color verde los que parecen ser bosques y aglomeraciones arbóreas. Pero se nos dice que en Marte no hay vegetación, por eso podemos pensar que las imágenes han sido captadas en la Tierra.  
Por otro lado, los paneles solares y la tornillería de los aparatos posados en la supuesta superficie marciana siempre se ven limpios. ¿Cómo es eso posible, si el viento transporta arena que inevitablemente se deposita en esos artefactos? ¿Es que alguien limpia los paneles y la tornillería? ¿Están las sondas en Marte… o en algún lugar parecido al paisaje marciano, digamos en la Antártida, donde NASA tiene bases?

La duda surge constantemente. Ya dice el refrán que ‘quien no duda, no sabe cosa alguna’. Las opiniones están divididas y, mientras unos creen firmemente que hay naves que han conseguido atravesar sin incidentes los radiactivos cinturones de Van Allen y están fotografiando el planeta Marte e incluso ruedan por su superficie, otros se preguntan si las imágenes que se reciben de Marte no son en realidad de la Antártida.  

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