En la primera parte de este artículo hablamos de ‘lugares’ (o enclaves en la antigüedad consagrados al dios Lug o a su manifestación femenina Lusina) como: aledaños de Fátima, El Rocío y Lourdes (los tres hoy lugares marianos). Mencionamos también ‘lugares’ como el Cabo de Gata y Torremolinos, cuyos molinos le rendían grandes beneficios al rey de Granada, cuando Málaga era parte del reino nazarí. Tres de estos lugares se encuentran en Andalucía, nombre que por naturaleza deriva, no de ‘Vandalucía’, como aún defienden los historiadores que no se paran en averiguaciones, sino del vocablo ‘Andera Lusina’, después contraído como ‘Anda Luzia’ y que literalmente significa ‘tierra de la luz o de la diosa Lusina’ (‘ander’ y ‘anda’ significa ‘tierra’). Ese ‘ander’ lo conserva aún el topónimo ‘Santander’ (‘sant’, gracia; y ‘ander’, tierra), con el significado real de ‘tierra de la gracia’.
Hemos citado sucintamente Málaga, refiriéndonos a la entera provincia que conformó gran parte del antiguo reino nazarí. Ahora nos referiremos a la propia capital. Se dice que Málaga la fundaron los fenicios. La realidad es que ya existía un núcleo ibérico en este lugar cuando llegaron los fenicios, algo que los historiadores no quieren admitir debido a que ello implicaría que Málaga sería más antigua que Cádiz, ciudad ésta a la que se le atribuye origen fenicio. No debemos olvidar que los fenicios eran más comerciantes que constructores y lo único que realmente pudieron haber construido, aparte de pequeños mausoleos, fueron templos, y eso probablemente reedificándolos sobre otros más antiguos y, por tanto, ibéricos.
No sería descabellado sugerir que Málaga fue la primera ciudad fundada en el Sur de España, seguidos paralelamente de los enclaves de Cádiz y un primitivo y hasta ahora desconocido asentamiento litoral ibero cercano a Almería, ciudad ésta originada por los árabes según los historiadores, aunque es sabido que los árabes solían construir sobre edificaciones anteriores, en el caso de Almería probablemente sobre o cerca de ruinas iberas. Los antiguos ubicaban sus poblaciones siguiendo un sencillo patrón de coordenadas en línea recta a fin de facilitar su localización. Por esa razón se constata con sorpresa que Málaga ocupa prácticamente el centro geométrico de la línea recta que se traza entre Cádiz y Almería. Quiere decir que de Málaga a Cádiz hay en línea recta una distancia equivalente a la de Málaga-Almería.
Si Málaga pudo ser la primera ciudad fundada en el Sur, en el Norte lo fue Santander. De ahí que vuelva a darse similar patrón de distancias rectilíneas, aunque de diferente medida que en el Sur, entre Santander, San Sebastián y Gijón, estas dos últimas probablemente las otras dos ciudades más antiguas del Norte. Santander ocupa el centro de la línea recta que se traza entre Gijón y San Sebastián, lo que significa que hay la misma distancia rectilínea entre Santander y Gijón que entre Santander y San Sebastián, la antigua Donostia.
Pero aún hay más: lo que en ciertos círculos culturales llaman el ‘eje peninsular’ no es más que el trazo rectilíneo entre Santander y Málaga, con ambas ciudades ubicadas en sus extremos. Y tanto en el Norte como en el Sur se aprecian distancias rectilíneas con otras ciudades, estando en ambos casos situados en sus respectivos y aproximados centros las ciudades de Santander y de Málaga. De esta manera se observa una estrecha correspondencia entre Santander y Andalucía, correspondencia que viene de muy antiguo y de la cual no da razón la Historia ortodoxa porque los historiadores desconocían estos pormenores que demuestran el ingenio matemático de los antiguos.
Aún tenemos una correspondencia simétrica si cabe más sorprendente entre Santander y Andalucía. Es la que se da en las distancias rectilíneas entre Santander y Torremolinos por un lado y entre Santander y Cabo Gata por otro. La distancia en línea recta entre Santander y Torremolinos es la misma que los antiguos observaban entre Santander y Cabo Gata, con lo que se formaba un triángulo isósceles al unir por su base Torremolinos con Cabo Gata (recordemos que Gata es apócope de ‘Agata’, ya que a este cabo se le denominaba en otros tiempos ‘Lug Aghata’ y posteriormente ‘Luz Agata’). No perdamos de vista los ‘lugares’ de Torremolinos y Cabo Gata, pues son, junto con otros tres que aún nos quedan por señalar, aparte de los ya precitados de Lourdes, El Rocío y aledaños de Fátima, los que forman los extremos de los radios de la gran ‘rueda solar ibérica’. Estos ‘lugares’ no cabe duda que fueron en la antigüedad importantes enclaves consagrados a Lug o Lusina. Algunos de estos puntos incluso conservan el nombre asociado al término ‘lug’ o ‘lou’.
Hemos anticipado las distancias rectilíneas entre Santander y Torremolinos y entre Santander y Cabo Gata, muy similares entre sí. Las sorpresas no paran aquí. Entre la antiquísima Burgos y Torremolinos y entre Burgos y Cabo Gata se dan también distancias simétricas, con lo que entre los tres puntos se forma un segundo triángulo isósceles, aunque más pequeño y con la misma base Torremolinos-Cabo Gata. De Burgos a Torremolinos tenemos la misma distancia en línea recta que de Burgos al Cabo Gata. Y cerramos esta segunda parte añadiendo que las distancias rectilíneas entre Madrid y Torremolinos y entre Madrid y Cabo Gata son idénticas, con lo que se forma un tercer triángulo isósceles con la base Torremolinos-Cabo Gata, base común a los tres triángulos. Esta base rectilínea mide justamente la mitad que la distancia Torremolinos-Madrid o Madrid-Cabo Gata. Todo esto no es pura casualidad, sino que se trata de ubicaciones perfectamente diseñadas de antemano por la desaparecida civilización ibérica. (Continuará).
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