Semana de significado

A lo largo de esta Semana Santa en Jaén y desde que haga su salida Nuestro Padre Jesús en su entrada en Jerusalén, hasta que se encierre María Santísima...

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A lo largo de esta Semana Santa en Jaén y desde que haga su salida Nuestro Padre Jesús en su entrada en Jerusalén, hasta que se encierre María Santísima de la Victoria, serán muchos los días en que los jiennenses estemos pendientes de las procesiones, de reencontrarnos con amigos a los que hace tiempo no vemos, de acordarnos de nuestra familia, y también de aquellos que por desgracia este año no podrán acompañarnos ya en esta semana de Pasión, Muerte y Resurrección. Pero sin embargo, y centrando la atención del artículo sobre el significado que en su esencia tienen las cosas y en este caso la Semana Santa, canalizo estas reflexiones sobre la base de las muy acertadas palabras de la pregonera de Semana Santa de este año, Doña María José Chica: “Desfile, qué palabra tan inapropiada”. Así es, la actualidad en el mundo demanda que las procesiones, que como todos es sabido tienen misión evangelizadora, recreen todos los acontecimientos a los que los creyentes rendimos culto en este tiempo. Y por estas razones, este año y más que nunca, no nos olvidamos de que en esas mismas tierras donde se produjeron esos hechos que ahora conmemoramos, nuestros hermanos de fe son perseguidos, coaccionados, y asesinados. En un tiempo en que la Iglesia más que nunca se acerca al mundo con el respeto a la libertad de ser recibida o no, los que formamos parte de ella también tenemos que reivindicar, a través de nuestras manifestaciones más sentidas, ese mismo respeto para los que profesamos la fe cristiana. Ya sea aquí en Jaén, en Damasco, Bagdad, o en toda Europa donde sufrimos el azote del terrorismo islamista, demos sentido auténtico a nuestra Semana Santa, acordándonos también, aparte de todo lo que es habitual, tradicional e incluso folclórico en estas fechas, de la fe y de los que la profesamos, y especialmente a aquellos que más necesitan a día de hoy de esa confraternidad. Una confraternidad valiente, decidida y firme, que no queda en la mera expresión de un feliz deseo de paz y amor para todos, sino por la invocación y la profesión que su sentido tienen estos días para el creyente. Empezando por nosotros mismos, los afortunados que podemos salir a la calle a seguir manifestando públicamente nuestra fe. Termino estas líneas y me despido con los mejores deseos personales para el Viernes Santo a la Congregación del Santo Sepulcro y Nuestra Señora de los Dolores.

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