No sólo predijeron la elección de Donald Trump como presidente de los EE.UU. La famosa serie de televisión Los Simpson predijo incluso el motivo. En palabras de uno de sus personajes más siniestros pero a la vez inteligente, cuando preguntado por qué manipuló las elecciones a su favor haciendo incluso que los muertos votaran, contestó: “¿Por qué? Porque me necesitan los habitantes de Springfield, y su mala conciencia puede inclinarlos a votar a los demócratas cuando en lo más profundo de su ser ansían que un insensible republicano baje los impuestos, torture a los delincuentes y sea un dictador; por eso lo hice, para protegerlos de ellos mismos… y ahora, si no les importa, tengo una ciudad que gobernar…” Pues eso está haciendo Trump, gobernar según el programa con el que se presentó y el mandato que le fue dado, sin necesidad además de que le votaran los muertos. ¡Novedad! Un político que cumple con aquello que había prometido hacer en las elecciones. Si se ha cargado el seguro de salud universal que aprobó Obama, si ha aprobado levantar el muro con Méjico, si va a eliminar los tratados de libre comercio suscritos por EE.UU. y si ha rechazado acoger a refugiados musulmanes, se está limitando a hacer aquello que prometió y para lo que fue votado. ¿De qué se extrañan entonces? ¿Acaso Obama cerró la cárcel de Guantánamo tal y como prometió el premio Nobel de la Paz? No, padre. Cuán fácil es criticar sin predicar con el ejemplo, como hace el socialista Jefe de Estado francés, Hollande, que se queja por lo de los refugiados, pero… ¿puede entrar usted en el palacio del Elíseo como si tal cosa? Pues el refugiado sí lo puede hacer en su barrio, en su casa vecina. Estas cosas la gente las percibe porque las sufre, y visto está, no hay pocas personas, y además en su perfecto derecho, que quieren mano dura e impuestos bajos, que quieren economías, Estados y fronteras fuertes. No nos engañemos. Ahora sí, ya protestan en masa estos demócratas “de toda la vida” pero que no movieron ni moverán un dedo o se jugarán su capital para hacer absolutamente nada. Solo figureteo y postureo. Mala conciencia de estos demócratas de toda la vida, bien bebidos, bien comidos y bien dormidos, que ahora, como aquí en España hace décadas, sólo cambiaron la chaqueta cuando Franco llevaba dos años muerto, (de viejo y en su cama), y antes eran los primeros que saludaban brazo en alto. Hipócritas.
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