Comunidad internacional

Aparte de mandarse toda clase de tonterías a través del Whatsapp, a cuyo inventor Dios confunda, esto de las redes sociales y la comunicación tiene sus...

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Aparte de mandarse toda clase de tonterías a través del Whatsapp, a cuyo inventor Dios confunda, esto de las redes sociales y la comunicación tiene sus ventajas, entre otras, la de enterarse rápidamente de lo que sucede en el resto del mundo aunque esté algo lejos. Llevamos varios años presenciando a través de nuestros teléfonos, tablets, redes sociales y televisores la guerra civil que está aconteciendo en Siria. La guerra entre el régimen de Al-Asad y el Estado Islámico es total. Consecuencia de esa guerra son las terribles imágenes que tenemos que ver todos los días de ciudades completamente reducidas a escombros, hospitales bombardeados, niños sacados de entre las ruinas de las casas que hasta ese momento habitaban con su familia, que ha muerto, que se los encuentran ahogados en la orilla del mar y los cientos de miles de desplazados o refugiados.
Entonces la pregunta es la siguiente, ¿para qué sirven las Naciones Unidas? ¿Qué es eso que llaman la “comunidad internacional”? Absolutamente un invento. La ONU es totalmente inoperante. Y a mí no me cabe género de duda alguno de que si verdaderamente se le quisiera dar una solución a todo lo que sucede en Siria y demás Oriente Medio, se le daría. Entre otras cosas porque así ha sucedido en otros casos como, por ejemplo, cuando los cascos azules intervinieron en la guerra de Yugoslavia. No hay voluntad, no se quiere atajar el problema de raíz. Los carros blindados, la financiación, el armamento, los vehículos que utiliza el Estado Islámico no surgen de la arena del desierto, tiene que haber quien los suministre, y quien lógicamente, se enriquezca con ello. Si algo hemos aprendido es que en este mundo de hoy en día no hay nada gratis. Pero es mucho más fácil seguir embruteciéndonos y mirar, como si tal cosa fuera, con la mayor de las naturalidades, que un niño aparezca ahogado en una orilla en un intento por escapar de la guerra, que a otro lo rescaten de las ruinas de su casa, y que millares de personas se vean desplazadas de sus hogares trasladando además ese problema aquí. Como cuando Nerón tocaba el arpa mientras Roma ardía, nos sentamos a la mesa y comemos con estas imágenes. Nada sucede, nada pasa. En estas navidades, habrá que pensar, que mientras nosotros estamos recogidos plácidamente en nuestras casas al calor del abrigo familiar, otros estarán pasando por estas y otras penurias que ni siquiera se nos cuenten. Como dijo Julio Anguita, malditas sean las guerras y los canallas que las hacen.

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