¿Qué fue del 525?

En esto del mundo del arte, y más aún del arte protesta se ven cosas de mejor, regular y peor gusto. Más aún en estos tiempos de arte contemporáneo...

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En esto del mundo del arte, y más aún del arte protesta se ven cosas de mejor, regular y peor gusto. Más aún en estos tiempos de arte contemporáneo. Lástima del pobre Diego Velázquez cuando llaman arte o artista a según qué cosas. Sin duda debe de estar revolviéndose en su tumba. El caso es que más allá de la calificación de arte de ciertas obras, una cosa es el gusto que se tenga en confeccionarlas y otra cuando lo que se traspasa es la Ley o la falta de respeto. “Pederastia” fue la palabra que formó con 242 formas consagradas el “artista” Rafael Azcona, que previamente se había encargado de sustraerlas, para después mostrarlas así en una exposición. La Asociación Española de Abogados Cristianos interpuso una querella contra el autor, que dio lugar a la apertura de diligencias penales por supuesta infracción del art. 525 del Código Penal que sanciona los delitos contra los sentimientos religiosos y de odio, y finalmente ha sido archivada la causa por el Juzgado al no apreciarse ánimo de ofender en el acusado. Este, es solo uno más de los dolorosos agravios y ultrajes que tenemos que soportar los cristianos respecto de nuestras creencias más profundas y arraigadas y sin que, como ha quedado visto, tampoco haya una respuesta legal efectiva que ponga límite a estos ataques. Porque esto no es arte, sino groserías de muy mal gusto y penalmente reprobables. Cuando sale totalmente gratis a sus autores el cocinar un Cristo al horno, entrar en un templo desnudo y dando gritos insultando a todos los allí presentes o alterar el buen ambiente y funcionamiento de unas jornadas mundiales de la juventud, como se ha visto aquí en España, conduce inevitablemente a pensar si sirve de algo ese art. 525 del Código Penal que sanciona todas estas conductas, pues no se aplica. O al menos en las ofensas a los cristianos. No deja de ser paradójico que todos estos ataques al cristianismo se cometan sin reparar en que es ese mismo cristianismo al que se ataca el que ha propiciado las condiciones necesarias para que exista una auténtica libertad de expresión, y que a nadie se lapide o se condene a muerte en España por delitos contra los sentimientos religiosos. Esto sí sucede en otros países en los que predominan otras confesiones, y donde por supuesto, estos “artistas” y demás activistas jamás tendrían el coraje y valor suficiente para cometer estos abusos. Que se sepa.

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