Burgos, 1 de abril

Para la semana que viene tenemos Gobierno. Después de haberse cargado al secretario general del “no es no” era de esperar que la consecuencia lógica al adiós...

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Para la semana que viene tenemos Gobierno. Después de haberse cargado al secretario general del “no es no” era de esperar que la consecuencia lógica al adiós de Pedro Sánchez fuera la deriva del PSOE, cautivo y desarmado, a votar abstención en la investidura de Mariano Rajoy. Casi un año después no ha tenido más que sentarse a esperar cómo se sacaban el pellejo a tiras en el Partido Socialista, y le ha dado resultado. Tras de esto se les ha debido de quedar una sensación así como se me queda a mí cuando el Barcelona le da un repaso al Madrid. Abatimiento, boca pastosa, sueño complicado e ingrato recuerdo al día siguiente por la mañana que me hace estar una semana entera sin querer saber nada de noticias, periódicos, programas de radio, etc. El PSOE facilitando un gobierno del PP. Hito histórico sin duda esto de que el PSOE le haga el pasillo de campeón al PP.
La cara de Josep Borrell ayer en el Comité Federal lo decía todo. Viene de lejos el viejo dirigente socialista rescatado para la causa, y recuerda perfectamente aquella época en que al PSOE ni le tosían. Allí se veía Borrell, rodeado de perfectos desconocidos para el gran público, de Luenas y Meritxelles, de Hernandos y demás bagatela y fruslería de casta venida a menos. ¿Dónde los Chaves, Bono, Ibarra, Maragall, González, Guerra, etc? Independientemente de cómo fueran y lo que hicieran,  eran fuertes. Estos de ahora no resisten un asalto.


Dicen que el Gobierno desgasta, no quieran saber entonces la oposición. A lo tonto y a lo bobo, desde la mayoría absoluta del PP de 2011, Rajoy, sin ruido ninguno, ha visto pasar delante de sí el tercer “cadáver” de secretario general del PSOE. Zapatero, Rubalcaba y Sánchez. Pase el siguiente. Y no queda la cosa aquí. Después de adoptada la abstención queda por ver si habrá disciplina de voto dentro del propio grupo parlamentario socialista porque los diputados del PSC ya dijeron que independientemente de la decisión del Comité Federal ellos iban a votar no. Puede haber hasta ruptura incluso entre ambos. Ya por último, guindando el pastel, queda el más difícil todavía, que es la realidad de que Podemos y Pablo Iglesias pueden hoy salir en los medios de comunicación y decir alto y claro “yo soy la oposición al PP, no el PSOE”. Sin duda relamiéndose los bigotes como las moscas. En fin, la “guerra” ha terminado, hay Gobierno.

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