To pa mí

Leí el otro día la noticia de las amenazas que la asociación de las grandes multinacionales de EEUU han dirigido por carta a cada uno de los presidentes...

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Leí el otro día la noticia de las amenazas que la asociación de las grandes multinacionales de EEUU han dirigido por carta a cada uno de los presidentes de gobierno de la Unión Europea, entre ellos Rajoy, con motivo de la decisión de la Comisión Europea de obligar a Irlanda a recuperar nada menos que trece mil millones de euros de impuestos perdonados a la estadounidense Apple. Para quien todavía no lo sepa, la del iPhone. Esta empresa por sí sola vale más que toda la bolsa de Rusia junta, y en el año pasado marcó el récord de beneficios de una empresa en la historia. Sin embargo, más allá de los resultados de esta u otra empresa, me quedo con el mensaje que transmitieron las multinacionales a los gobiernos de Europa en aquella carta. Vinieron a decir y sin demasiado disimulo, que procurásemos no cobrarles impuestos por sus beneficios puesto que estaban en peligro las inversiones y por ende, los puestos de trabajo. Eso, en mi pueblo, se llama amenazar con lo siguiente: Como me toques las narices con los impuestos no meto un duro en tu país y te dejo en paro de un plumazo a unos cuantos miles de trabajadores, que los vas a tener que pagar tú. Impuestos bajos no sea que se vayan con el dinero a otra parte y trabajos precarios y sin protección, regulación, remuneración suficiente ni fijeza, porque entonces también se van. Eso sí, cuando vengan mal dadas usted me rescata con el dinero de todos, como a los bancos. Y mientras tanto la gente, cuatrocientos euros al mes y deme usted las gracias porque hay millonesen la calle esperando a su puesto de trabajo. En suma, privatización de ganancias y socialización de pérdidas. Emprendedores los llaman ahora. Pero lo peor de todo, es que a estos, que nadie los ha votado siquiera, se permiten “amenazar” a todo un gobierno alemán, francés, italiano o español. Y ya, para colmo, estos gobiernos amenazados, en lugar de contestar que a quienes votan son a ellos y que tienen que defender el Estado que no es sino la única fuerza que tienen los “pobres”, se pliegan. Y cada vez más poder económico y menos poder político. No nos extrañemos, con estas barbaridades, que la gente luego se agarre al primer clavo ardiendo que encuentre en el camino político. Pero es que esto, es de justicia, hay que cambiarlo.

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